Se le conoce ya como “paellagate”, y ha crecido como un suflé: es el escándalo internacional -bilateral, en realidad- creado por el popular cocinero inglés Jamie Oliver al poner chorizo en un plato típico español, la paella.

“La paella de Jamie Oliver reúne a una España fracturada... contra él“, tituló el diario The Guardian. “’Fríen’ en internet la receta de la paella de Oliver“, afirmaba la BBC.

En declaraciones difundidas este jueves por medios canadienses, Oliver, que se encuentra en el país norteamericano, defendió su propuesta.

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“Dije que era mi versión”, explicó. “Así que, es mi versión y la defiendo. Está buenísima”, sentenció.

La Real Academia de la lengua española define la paella como “plato de arroz seco, con carne, pescado, mariscos, legumbres, etc..., característico de la región valenciana, en España” (en el “etc...” está el problema).

En su receta diaria en Twitter, el martes, este popular chef de 41 años difundió su versión, acompañada de una foto de una paella irreconocible en un recipiente hondo, otra transgresión. “No hay nada mejor en la cocina española que la paella. Mi receta combina muslos de pollo y chorizo”, afirmó.

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Sin embargo, en un país, España, sin gobierno después de dos elecciones, y con tantas versiones de la paella como familias y regiones, la osadía de Oliver puso de acuerdo a moros y cristianos.

“Quita el chorizo. No negociamos con terroristas”

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“Quita el chorizo. No negociamos con terroristas. Primera advertencia“, rezaba un mensaje en Twitter de la usuaria Llimona.

“Mi versión del ‘fish and chips’ lleva pato y berenjena“, se burlaba otro, Antonio Villarreal, refiriéndose al pescado rebozado con papas fritas tradicional británico.

Denostada por todo el mundo hasta no hace mucho, la gastronomía británica vive un “boom” que se ha traducido en la proliferación de programas televisivos, libros de recetas, y amplio espacio en los diarios: casi todos tienen uno, y hasta dos suplementos semanales de recetas.

Una cocina nacional no da para tanto, y hay que recurrir con frecuencia a la de otros países, una apuesta arriesgada que se puede ver limitada por los estereotipos -que toda la cocina mexicana lleva frijoles, la india curry, y la española chorizo, por ejemplo- y la escasez de algunos productos -es más difícil encontrar marisco fresco en Manchester que en Lima o Barcelona.

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Llaman a consultas (culinarias) al embajador británico

El embajador británico en España, cocineros, la esposa española de un político británico, la BBC, el Times y otros medios nacionales han terciado en esta polémica.

“El comidista”, la sección gastronómica del diario El País, recuperó un video de hace unos meses, cuando “llamó a consultas” al embajador británico en España, Simon Manley, por los “atentados” contra la comida española en el Reino Unido, citando el sándwich de paella o los “waffles” de chorizo.

Manley se defendió de buen humor y atribuyó las herejías “al espíritu de innovación que tenemos los británicos.”

También los compañeros españoles de Oliver salieron en su defensa, como José Andrés, el cocinero español más popular de Estados Unidos, cuyos restaurantes en Washington tienen a los Obama como clientes.

“¡Españoles! Ya sé que esa foto no parece una paella. Pero es un ‘arroz español’... dejemos en paz a Jamie”, reclamó.

Miriam González Durántez, esposa del ex viceprimer ministro británico Nick Clegg, y la española posiblemente más famosa del Reino Unido, también salió en defensa del chef.

“Definitivamente no es una paella. Pero es absurdo pensar que los españoles se sienten insultados por la la receta”, afirmó, en Instagram, esta abogada, autora de un libro de cocina española en inglés, restando trascendencia al asunto. (I)