La Fundación Museos de la Ciudad y el Departamento de Antropología, Historia y Humanidades de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) presentan la exposición ‘Cajoneras de los portales’, que plantea un acercamiento a la memoria de la ciudad para conocer más sobre el comercio popular y la vida cotidiana en Quito.

La muestra, que se realiza en el marco de la Conferencia de Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible Hábitat III, se inaugurará mañana, a las 19:00, en el Museo de la Ciudad (García Moreno S1-47 y Rocafuerte) y estará abierta al público hasta marzo de 2017, informó el portal andes.info.ec.

La figura de la cajonera destaca de entre los oficios quiteños por su papel dinamizador del comercio. En ella confluyeron decenas de labores artesanales desarrolladas en la urbe y fuera de ella, las cuales también integran la exposición. La riqueza patrimonial que conserva este oficio forma parte de la memoria de la ciudad y aun permite reencontrarnos con artículos que pertenecen a un Quito que se niega a ser absorbido por la globalización.

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La Flacso realizó una investigación sobre el oficio y presenta un acercamiento a la estética, los colores y las relaciones sociales alrededor de las cajoneras de Quito. Un oficio que prosperó en el siglo XIX y que ha sobrevivido al tiempo como al surgimiento de bazares y tiendas que fueron ocupando más y más locales en el Centro Histórico.

En los años cincuenta el negocio de las cajoneras prosperó de tal manera que decenas de ellas ocupaban los bajos del antiguo Municipio y el Palacio Arzobispal, convirtiéndose en un personaje representativo del comercio en Quito, una actividad popular que permitía una mayor libertad en las relaciones entre los compradores y los vendedores.

Fajas, cintas, máscaras, peines, muñecos de trapo, juguetes de madera y de metal, trompos y decenas de otros artículos populares fueron los más solicitados por parte de compradores durante décadas. La cajonera se convirtió en la mediadora entre los productores y los compradores, fue una dinamizadora del comercio popular surgido espontáneamente de las necesidades cotidianas, pues muchos de los productos expuestos en estos pequeños “almacenes” no eran fácilmente encontrados en otros lugares.

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La plaza de Santo Domingo es hoy el último reducto de las cajoneras. Donde hace 30 o 40 años había un portal lleno de ellas, hoy solo quedan dos.

La entrada a la muestra es gratuita. El museo abre de martes a domingo, de 09:30 a 17:30. (I)