Francisco Pájaro Febres Cordero ha terminado su nueva obra, la que él llama “biografía novelada”. Y trata sobre la vida de Jacinto Jijón y Caamaño. La presentación del libro titulado El sabio ignorado, se realizará el 28 de este mes, en el Centro Cultural de la Universidad Católica, en la capital. En su trabajo, el autor rastrea el tránsito de Jijón y la época que le tocó vivir; además recuerda los vínculos y legados de su familia, según un comentario del escritor Diego Araujo Sánchez.

¿Por qué un libro para hablar de Jacinto Jijón y Caamaño?
Creo que es un personaje que se merece ser reestudiado, redescubierto; un personaje que ha sido largamente postergado, olvidado y que hizo mucho en la arqueología, en el arte, en la lingüística.

¿El título del libro es claro; se busca hacer justicia con Jijón y Caamaño...?
Es eso. Un personaje de esas dimensiones que hizo que nosotros encontráramos el pasado más remoto antes de la venida de los españoles, que descubrió su lenguaje, que descubrió su religión, que puso en evidencia un país que estaba tapado por el polvo de la historia merecía ser rescatado para conocer su pensamiento y su historia.

Publicidad

Usted le pone pasión para narrar la vida de Jacinto Jijón y Caamaño: va más allá del personaje y describe escenarios cercanos al escritor. Esto no es muy utilizado en los libros de historia...
Una infidencia: es el libro que más me ha costado porque yo partí de un casi total desconocimiento de Jijón; me puse a investigar su vida, sus obras, una tarea dificilísima que me abrumó. Hice varios borradores y todos ellos tenían un tinte académico, “flacsístico”, lleno de notas de pie de página, citas de autores, en un estilo que no era el mío. Algo había ahí en esos borradores que yo me decía: este no es mi idioma, este no es mi lenguaje. Después de esos varios intentos, dije: no puedo ir por ahí porque estoy falsificándome: yo no soy un académico. Entonces, ¿qué soy yo?: soy un periodista, soy un cronista. Fue cuando boté ese lenguaje académico e hice que yo mismo hablara en mi propio idioma, en mi propio lenguaje, con mis propios recuerdos y me encontré yo mismo sumergido en el libro como personaje, con esos recuerdos de infancia, con esas reflexiones. El tono del libro cambió sustancialmente de lo académico a lo periodístico, a lo personal. Y ahora estoy satisfecho porque es mi lenguaje. Me encontré, me encontré yo mismo contando esta historia.

A Jacinto Jijón y Caamaño se lo muestra más como a una persona común que como un personaje...
He pretendido traer la figura de Jijón desde su cotidianidad: así fue, así era. Esta fue su vida. Y dejo abierta la posibilidad de que otros, ya sean sociólogos, políticos, arqueólogos o historiadores profundicen en los estudios de Jijón en cada una de esas ramas. Lo mío es el cuento de su vida, de su tránsito por el mundo y el país. Son sus luchas, sus derrotas, sus visiones, sus sueños, sus aspiraciones lo que yo narro. Y Jacintos Jijones hay otros muchos que deben ser visibilizados...

¿Y qué va a hacer cuando los lectores digan que, por equidad que es lo que se estila ahora, otros personajes también merecen biografías noveladas?
Ojalá mi libro sirva para que otros hagan, no digo algo similar, pero hay unos filones para descubrir a esos personajes desde su vida cotidiana, con sus flaquezas, sus debilidades, con sus logros para hacer una historia más cercana al ser humano. (I)