Miss Sahhara nació en un cuerpo y un país equivocados. La represión en Nigeria casi la lleva al suicidio antes de convertirse en orgullosa finalista del Miss Trans Star International, un concurso de belleza y una fiesta de orgullo transgénero.

Fundado en 2010 en Barcelona, este concurso se convirtió en el principal certamen de este tipo en Europa. El sábado alcanzó su quinta edición, que coronó como reina transexual a la brasileña Rafaela Manfrini, aunque el resultado final era lo de menos.

“Todas ya somos ganadoras, nos hemos ganado nuestra propia vida”, dice a la AFP la subcampeona, la israelí Tallen Abu Hanna.

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Perseguidas por sus gobiernos, discriminadas por la sociedad o rechazadas por sus propias familias, las 25 candidatas de esta edición tuvieron que sufrir un calvario hasta conseguir reunir la confianza para desfilar en bañador o traje de gala frente a unos 300 espectadores, muchos también transexuales, que las ovacionaban en cada aparición.

“El colectivo transgénero todavía sufre muchísima discriminación y esto es un intento para llegar a la sociedad. Queremos ir más allá de la belleza, a la historia de la vida detrás de cada chica”, explica Thara Wells, la fundadora de Miss Trans Star International.

Huir o morir

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Entre las candidatas, de países tan dispares como Japón, Sudáfrica, Colombia o Turquía, la nigeriana Miss Sahhara destaca por su reivindicativo discurso.

Ataviada con un escotado vestido de color crema, desfila sin pudor y con pasos firmes, seduciendo al público con sus claros ojos verdes. Poco queda del joven de 19 años que huyó de Nigeria hace ya trece años rumbo a Londres.

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“Tenía una disforia severa. Mi pecho no crecía, no tenía vagina, me miraba en el espejo y no me sentía cómoda con mi cuerpo”, reconocía a la AFP antes de la gala.

Ella siempre supo que era una mujer, desde que se maquillaba y ponía tacones a espaldas de su madre. Pero en su país, que castiga con 14 años de cárcel la homosexualidad y la transexualidad, eso era difícil de digerir.

“En la calle me atacaban y me acosaban. Volvía a casa y mi familia también. Me decían ‘estás mal, tienes que cambiar, compórtate como un hombre’”, recuerda mostrando cicatrices en su espalda y sus piernas.

Intentó suicidarse dos veces, sin éxito. Asegura haber estado encarcelada en Nigeria por sus atuendos femeninos antes de escapar a Londres, primero como migrante irregular y después como refugiada.

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“En Nigeria no podía sobrevivir de ninguna manera. Por eso tuve que huir”, se lamenta.

Allí se operó para convertirse en una mujer con largos rizos rubios, pecho prominente y labios carnosos. Compagina sus trabajos como modelo y cantante con la gestión de su propia oenegé de ayuda al colectivo transexual.

“Londres me dio la oportunidad de seguir mi sueño y ser yo misma. Espero que viniendo a Miss Trans Star International influya a la gente y a mi gobierno para despenalizar al colectivo LGTB” de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales, asegura.

2.000 asesinatos desde 2006

En los últimos años, el colectivo LGTB sumó pequeñas victorias: Nepal, Argentina, Bolivia o Irlanda entre otros países aprobaron leyes para reconocer a los transgéneros y Estados Unidos se plantea permitir su ingreso en el ejército.

Pero todavía queda mucho por hacer. El colectivo está perseguido en alrededor de 80 países, más de 2.000 transexuales fueron asesinados desde 2006 según Trans Murder Monitoring Project y además tienen 50 veces más posibilidades de contraer el VIH según el observatorio Human Rights Watch.

“Tenemos muy pocas oportunidades en la vida, poquísimas”, lamenta Wells.

“Es muy difícil para un transexual encontrar trabajo (...) Al final, muchas tienen que prostituirse“, apostilla la israelí Tallen Abu Hanna.

Su caso es muy distinto. Árabe de confesión cristiana, se convirtió en una celebridad al ganar un concurso de belleza transexual en su país y ahora es la imagen de una importante firma de moda internacional.

Ahora quiere aprovechar esta popularidad para inspirar a las chicas árabes que, como le ocurría a ella antes de cambiar de sexo, “se sienten atrapadas dentro una caja.”

“Me convertí en mujer y conseguí la paz entre mi cuerpo y mi alma. Quiero ser una esperanza para todas esas chicas”, concluye. (I)