Un triunfo obtenido, un viaje soñado, fotos de los familiares o la nueva relación sentimental, son parte de la información que se expone en las redes sociales y que suelen contener y revelar datos privados sobre la vida de una persona, su familia y su entorno.

La psiquiatra peruana Carmen Ojeda explica que existe una diferencia entre “resumir” y “presumir” ciertas actividades. “Cuando se postea una foto con un grupo de amigos es algo normal, pero si el protagonismo en la publicación es cuán feliz soy, puede tratarse de un estado de ansiedad”, comenta.

La psicóloga agrega que ese estado genera que se publique, constantemente, todo lo que se hace sin detenerse a pensar en el peligro al que se expone.

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Mark Zuckerberg, creador de Facebook, manifestó en una entrevista para la agencia Techcrunch en el 2010, que “la era de la privacidad había terminado”, y aseguró que si fuera por él, todos los datos en la red serían públicos. “La gente está muy cómoda con eso”, argumentó.

Steve Lugmania, desarrollador web de la agencia tecnológica H4oStudio, señala que cuando se aceptan las condiciones de uso en una red social, se le da el dominio sobre la información.

“La privacidad es solo para el entorno del usuario, pero a nivel global sus datos pueden ser administrados a conveniencia de los dueños de la red”, sostiene Lugmania.

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Contraseñas

En cuanto a seguridad informática, agrega que mientras más información de carácter personal se publique será fácil para un hacker acceder a una contraseña.

“Las redes sociales tienen un nivel básico de seguridad: un correo, que se lo damos a todo el mundo, y una contraseña, con determinados caracteres que responden, en su mayoría, a patrones emocionales. Incluso hay quienes tienen mala memoria y ponen datos fáciles como el nombre de su perro”, expresa el desarrollador, quien recomienda utilizar más de seis caracteres combinados entre letras y números para las claves de cuentas online.

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La orientadora Ana Julia Rugel recomienda pasar un día de vacaciones desconectados de la tecnología.

“Es importante mantener siempre equilibrio y seguridad. No se trata de no publicar, sino de tener conciencia de lo que se publica, que no se vuelva una necesidad”, concluye la también educadora. (I)