Con la esperanza de darle un último adiós, decenas de admiradores de Juan Gabriel se agolparon ayer afuera de la funeraria donde yacen sus restos, cantando varios de sus éxitos y dejándole flores en el jardín, pero la policía de Los Ángeles dijo que por ahora no hay planes de velatorio público.

Los restos del ícono de la música popular mexicana, fallecido el domingo, permanecían en la funeraria Malinow & Silverman Mortuary, en el suroeste de Los Ángeles.

El cantautor murió en su residencia de Santa Mónica dos días después de haber dado su último concierto en Inglewood, California. Tenía 66 años.

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Anoche los restos fueron trasladados al aeropuerto de Los Ángeles, pero aún se desconoce dónde serán llevados para sus exequias.

El secretario de Cultura de México, Rafael Tovar y de Teresa, dijo a través de redes sociales que el presidente Enrique Peña Nieto le dio instrucciones para abrir las puertas del Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México con el fin de rendir un homenaje a Juan Gabriel, en caso de que así lo decida su familia.

Sería un último adiós muy adecuado para el artista, que en 1990 rompió esquemas al presentarse tres noches seguidas en el Palacio de Bellas Artes, reservado generalmente para ópera y ballet, pese a ser un músico popular. En 2013 repitió la hazaña al cumplir 40 años de trayectoria con otro concierto en el Palacio que quedó plasmado en el disco Mis 40 en Bellas Artes de 2014.

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El presidente de EE.UU., Barack Obama, destacó el legado del cantautor, cuya “música trascendió fronteras y generaciones”. (I)