Una familia tsáchila, Abraham Calazacón y el Indio Colorado son los tres monumentos que tiene Santo Domingo para identificar a la nacionalidad tsáchila que vive en su territorio. Cada una de estas esculturas refleja parte de la historia y el vínculo con los indígenas que viven en siete comunas en el cantón.

Según registros de historiadores, en 1940 cuando Santo Domingo era un poblado de paso obligado entre Quito y Manabí, un artista italiano esculpió en piedra a un indígena tsáchila, que en ese entonces los llamaban “colorados”, lo creó con su falda, manpe tsampá en tsáfiki, un bastón, su peinado tradicional con achiote, líneas en el cuerpo y un brazalete en una de sus muñecas.

Esta escultura la colocaron a mediados del siglo XX en el sector de La Y, donde actualmente se unen las vías que llevan a Quito, Esmeraldas, Manabí y Quevedo, y desde esa época se llama La Y del Indio Colorado.

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Otro de los monumentos que tiene la ciudad es el que se levantó en homenaje al último gobernador de linaje de la nacionalidad, Abraham Calazacón, quien murió en 1981.

La escultura está colocada en una pileta del parque central junto al Municipio y a la primera iglesia católica que tiene Santo Domingo.

La Familia Tsáchila es otro de los íconos de los indígenas del cantón. Se compone de cuatro esculturas que representan a una madre que muele plátano con un palo de chonta; un padre que se pinta el cabello con achiote y dos niños jugando. Están en una rotonda junto al Indio Colorado y se las colocó en el año 1990.

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Todas estas figuras son preservadas y mantenidas como patrimonio por parte del Ayuntamiento de Santo Domingo y son parte de la identidad del cantón. (I)