Es la única ave rapaz diurna de Galápagos, archipiélago en el que está presente en ocho de sus trece islas. También es una de las pocas aves del mundo que no solamente es monógama, sino que forma grupos poliándricos, es decir, que varios machos copulan con una misma hembra, algo que además varía por islas. Por ejemplo, en Española, en los últimos 40 años solo se ha registrado un caso, en 1969. Allí la monogamia es la regla.

Son comportamientos de la vida social del busardo o gavilán de Galápagos (Buteo galapagoensis), una especie endémica del archipiélago, pero que tiene un parentesco genético con el busardo de Swainson (B. swainsoni) que anida en América del Norte y que todos los años migra hacia las pampas argentinas, en América del Sur.

Estos y otros comportamientos se abordan en el libro El gavilán de Galápagos, del biólogo holandés Tjitte de Vries y que editaron el Centro de Publicaciones de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y la editorial española Tundra.

Publicidad

Por intermedio de la Unesco De Vries llegó al archipiélago en 1965 a trabajar en la Estación Científica Charles Darwin, y desde entonces ha investigado al Buteo galapagoensis.

Hasta 1975 estuvo involucrado en los programas de conservación de la Charles Darwin, lo que no quiere decir que se ha desligado del trabajo de campo. De hecho, a fines de este mes, junto con cuatro estudiantes, se adentrará nuevamente en la isla Santa Fe para continuar investigando sobre la dinámica de la población de gavilanes que allí habita. “Tengo mucho interés en saber si todavía el gavilán de 16 años está vivo...”, señala en relación con uno de los machos a los que ha observado, a través de los años, y que ha sido el referente para determinar que el promedio de vida de esta especie es de 20 a 25 años.

Santa Fe y Santiago son las principales islas que De Vries ha explorado para comprender la biología de esta ave, pero no han sido las únicas. Por esto sabe que la actividad humana en Baltra, Floreana, San Cristóbal y Santa Cruz incidieron en que allí ya no esté la especie presente. “Hay que entender que obviamente cuando vino el hombre estos gavilanes se acercaban mucho a las diferentes chacras y las chacras tenían sus gallinas y obviamente la persona quiso más a sus gallinas que a este gavilán y relacionado con esto también la introducción de la rata negra”, explica De Vries sobre el efecto que esta especie introducida tuvo tanto sobre las ratas nativas –una de las principales presas del gavilán– como del ecosistema. “Además que el ser humano estuvo matándoles, el cambio del medio ambiente en donde tenía menos presas también ha tenido un efecto sobre la población y esto podemos ver ahora, que el gavilán no coloniza islas como Floreana y San Cristóbal porque el ambiente ha cambiado demasiado”, sostiene.

Publicidad

No obstante, destaca que entre las islas que aún habita (además de Santa Fe y Santiago, Española, Isabela, Fernandina, Marchena, Pinta y Pinzón) el Buteo galapagoensis llega a una población “muy respetable”: 2.000 individuos. “Todas las poblaciones en donde yo tengo los territorios el gavilán sigue sobreviviendo”, asegura.

Al hablar de ‘territorios’ se refiere principalmente en las áreas que el gavilán se mantiene año tras año y que defiende de otros gavilanes. “Cuando un gavilán quiere entrar en esa área el dueño ataca, se pelea y lo bota al gavilán que trata de entrar en el área”, indica De Vries. Los sitios de las islas que no son ‘territorios’ para esta ave son donde sobreviven los ejemplares juveniles y los adultos que no están reproduciéndose.

Publicidad

En Santa Fe, una isla pequeña de 24 km² al sur de Santa Cruz, De Vries ha analizado 17 territorios. “Quiere decir que hay 17 hembras reproductoras”, dice. En otras palabras, el número de hembras determina el de territorios ocupados y para que se produzca poliandria debe haber más machos que hembras, un factor que también incide en que la supervivencia de los machos juveniles y adultos sea mayor. Esto, porque el macho es más pequeño que la hembra y en la naturaleza hay un mayor número de presas pequeñas que grandes.

El caso de Española es distinto. Aquí tanto los machos como las hembras son de mayor tamaño que sus pares de otras islas, lo que estaría relacionado con que la monogamia se imponga, sostiene De Vries. “En la isla Española el gavilán macho y hembra son mucho más grandes que en otras islas y en esta isla no hay o casi no hay poliandria, solamente una vez en estos cuarenta años hemos visto la unión de dos machos con una hembra. Esto es interesante porque en la isla Española las presas son mucho más grandes, las lagartijas son más grandes, usted tiene un sinnúmero de aves marinas y el gavilán entonces también toma (como) presas pichones de piqueros y a veces hasta de albatros”, detalla.

De Vries no solo se ha enfocado en la ecología de la especie. Con otros colegas se adentró en estudios genéticos que ayudaron a entender cómo el macho contribuye al equilibrio de estas poblaciones. Al poder copular dentro de un territorio hasta ocho machos con una misma hembra, explica, ellos aportan a la variabilidad genética de la especie. “Si hay dos pichones en el nido, estos dos pichones entonces pueden ser de dos diferentes machos...”. (I)