Escoger el lugar en el que se hará la construcción de una edificación para aprovechar aspectos como por dónde corre el viento para definir la ubicación de las ventanas y así diseñar el uso de calefacción o acondicionadores de aire son muestras de una construcción sostenible.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) se trata de una manera en la que la industria de la construcción considera aspectos ambientales, socioeconómicos y culturales para su desarrollo. “Implica minimizar el impacto ambiental de las construcciones en todas sus etapas (diseño, construcción y operación), utilizando medidas como diseño bioclimático, materiales de bajo impacto ambiental, selección de sitios adecuados, reutilización y manejo de aguas residuales, bienestar social, calidad del aire...”.

Los edificios representan el 40% del consumo anual de energía y hasta un 30% de todos los gases de efecto invernadero (GEI) relacionados con el sector de la construcción, de acuerdo con datos del Pnuma. Aunque, así como impacta, este sector tiene el mayor potencial para la disminución de emisiones tanto en los países desarrollados como en los que están en vías de serlo.

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En el informe ‘Situación de la edificación sostenible en América Latina’, publicado en 2014, el Pnuma concluye que la mayoría de los países de la región las políticas públicas dirigidas al impulso de este modelo aún se encuentran en proceso.

Ecuador no consta en el reporte. A criterio de Cristina Garzozi, especialista en diseño y construcción sustentable y asesora externa de la Cámara de la Construcción de Guayaquil, el país está atrasado en esta materia. No obstante, considera, que así como en los países desarrollados este tipo de edificaciones se está volviendo la norma, aquí pasará lo mismo.

Con 26 años, el sistema de certificación de sostenibilidad de edificios Breeam (Building Research Establishment Environmental Assessment Method) es el más antiguo del mundo y el más difundido en Europa. Tras nueve años (en 1999) apareció LEED (Leadership in Energy & Environmental Design), del Consejo de la Construcción Verde de EE.UU., que es el más usado a nivel global.

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En Ecuador existen cuatro edificios LEED. Uno de ellos es el aeropuerto Seymour de Baltra, en Galápagos, que en 2014 fue el primero en el mundo en recibir como construcción completa la certificación LEED Gold al Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental. Hay otros tres edificios LEED en Quito y otros ocho en proceso de certificarse en la capital (4), Guayaquil (3) y Babahoyo (1), según datos proporcionados por el Consejo Ecuatoriano de Edificación Sustentable (CEES).

En esta línea, en 2012 se firmó el convenio para desarrollar el Sistema de Evaluación Ambiental de la Construcción de Viviendas en Ecuador (SEA), una propuesta de Mutualista Pichincha que incorpora prácticas sustentables en proyectos de vivienda. Zettare, un edificio de oficinas en la av. 6 de Diciembre, en Quito, fue el primero diseñado bajo sus estándares.

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Rodolfo Rendón, director ejecutivo del CEES, recuerda que en el país hace unos seis o siete años recién se empezó a hablar de este concepto que se ha incentivado, sobre todo desde la esfera privada.

Desde la pública, el Ministerio del Ambiente reconoce –no certifica– la aplicación de buenas prácticas ambientales en edificios con su herramienta Punto Verde. En tanto, la nueva Norma Ecuatoriana de la Construcción (NEC), vigente desde el año pasado y que contempla actualizarse de forma permanente, tiene previsto abordar parámetros de sostenibilidad.

Rendón dice que se encuentra en proceso de redacción un capítulo sobre eficiencia energética. Y Silverio Durán, presidente de la Cámara de la Industria de la Construcción de Quito (Camicon), señala que también habrá un capítulo sobre climatización y otro sobre energía renovable en las edificaciones.

La Camicon, mediante un convenio de cooperación interinstitucional suscrito en 2008 con el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda, presidió el comité que elaboró los capítulos hasta ahora expedidos.

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Durán espera que con la publicación de los cuerpos de la norma que están relacionados con la sostenibilidad en las edificaciones, le den mayor impulso al sector que, a su criterio, no se ha desarrollado en su totalidad porque todavía se piensa que este tipo de edificaciones resultan más costosas que las convencionales. Este imaginario ha contribuido a que los materiales y equipos necesarios para estos edificios tengan poca demanda, algo que incide en sus costos actuales, dice.

Es un imaginario porque levantar una edificación sustentable cuesta lo mismo que construir una común y al operar es incluso mucho más rentable por su ahorro energético, de agua y de mantenimiento.

Ante este panorama, señalan los especialistas, los retos recaen en una mayor capacitación de los profesionales y en una mayor promoción e incentivos para estas edificaciones desde el sector público.

En Quito ya está sucediendo. “Los proyectos urbanos especiales, es decir, de más de 20 mil metros cuadrados, tienen que contar con criterios de ahorro de agua, de energía renovable, de residuos sólidos... Si son proyectos grandes van a constituir hitos en el crecimiento de la ciudad y tienen que estar bien hechos y ya de una forma sostenible en el tiempo y sustentable en términos ambientales”, afirma Verónica Arias, secretaria de Ambiente del Cabildo quiteño. Además, desde mayo pasado, mediante una ordenanza se crearon incentivos a proyectos inmobiliarios que incorporen la eficiencia ecológica en su construcción y operación. (I)

Impactos
Sector construcción

Recursos
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el sector de la construcción es responsable de un tercio del consumo de recursos de la humanidad, incluyendo el 12% del total de agua dulce y la producción de hasta un 40% de los residuos sólidos.

2%
De las emisiones mundiales de CO2 son producidos por los edificios de la región, así como el 65% de los residuos.

42%
De la energía eléctrica y un 21% del agua consumen los edificios en América Latina, según datos del Pnuma.