El nombramiento de Juan de la Caridad García, convertido hace un mes en el nuevo arzobispo de La Habana, despierta expectativas de que su labor fortalezca a una iglesia con poca feligresía.

En más de una docena de entrevistas con la AP, quienes conocen al sacerdote dijeron que anhelan que transforme la Iglesia católica en una más cercana a la gente y sus necesidades.

Muchos de quienes lo recuerdan de sus tiempos de obispo en Camagüey ofrecen un retrato de un hombre disciplinado y entregado a la labor pastoral, más que a los enredos palaciegos que ocupan las grandes arquidiócesis.

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“Es un incansable trabajador y no en lugares cómodos, sino en unos intrincados y difíciles”, señaló Maribel Moreno, secretaria y archivista del Arzobispado de Camagüey, en el centro del país. (I)