El papa Francisco soltó ayer, antes de concluir su visita a Armenia, una paloma en dirección de Turquía, enfurecida por el término “genocidio” usado por el pontífice argentino al referirse a las masacres de armenios del Imperio Otomano entre 1915 y 1917.

Desde el santuario de Khor Virap, a unos kilómetros de la frontera con Turquía, Francisco soltó la paloma en dirección al monte Ararat, con su cima cubierta de nieve.

Visiblemente emocionado, dio luego un abrazo al Supremo Patriarca de la Iglesia Apostólica Armenia, Kerekin II, que dejó en el aire a otra paloma.

Publicidad

La ceremonia, la última antes del regreso del papa a Roma, se realizó a los pies del monte que simboliza la historia cristiana de Armenia, situado en territorio turco desde 1915.

Antes de la visita, el Vaticano había dado a entender que Francisco se abstendría probablemente de utilizar el término “genocidio”, para evitar tensiones innecesarias en Oriente Medio.

Pero el jefe de la Iglesia católica deslizó la palabra fatídica a poco de llegar a Ereván el viernes pasado, en un discurso ante dirigentes políticos, y mostró una vez más que prefería la franqueza de sus propias convicciones a la prudencia que le recomienda la Secretaría de Estado de la Santa Sede.

Publicidad

“Esa tragedia, ese genocidio, ha marcado lamentablemente el inicio de la triste serie de catástrofes inmensas del siglo pasado”, dijo el pontífice.

La reacción de Turquía no se hizo esperar ante los dichos del líder de la Iglesia católica. Según el primer ministro turco, Nurettin Canlikli, el discurso papal refleja “una mentalidad de cruzadas”.

Publicidad

Esa declaración es “muy desafortunada. No se trata de una declaración objetiva que corresponda con la realidad”, declaró Canlikli, citado ayer por la agencia de prensa Anadolu.

El portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, respondió que el papa “no hace cruzadas” y que “no pronunció ni una palabra contra el pueblo turco”.

Francisco, según Lombardi, se esfuerza siempre en “construir puentes en lugar de muros” e intenta sentar “las bases para la paz y la reconciliación”. (I)