Miles de personas participaron este sábado en la Gay Pride anual en el centro de Seúl, desafiando las protestas de un grupo cristiano.

En esta edición, todos tenían en mente un fallo judicial reciente. Hace menos de un mes un tribunal surcoreano rechazó la demanda de un cineasta de renombre, Kim Jho Gwang-Soom, que pedía el reconocimiento de su boda con su pareja, un hombre con el que se casó en 2013.

Alrededor de 2.000 policías se desplegaron en el recorrido del desfile, contra el que cientos de cristianos protestaron a gritos como "la homosexualidad es un pecado".

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Ajenas a las increpaciones, alrededor de 5.000 personas agitaron banderas y bailaron al son de la música difundida desde los autos que acompañaban al cortejo.

"Déjennos tranquilos, déjennos vivir nuestra vida como queremos", afirmó Ranny, un manifestante de 29 años procedente del Reino Unido.

La homosexualidad no es ilegal en Corea del Sur, pero el país no reconoce las bodas entre personas del mismo sexo, un tema que sigue siendo tabú. (I)