La necesidad de percibir, la necesidad de entender la magnitud de la tragedia, las ganas de salvar vidas y ayudar a heridos y afectados –sin tener certeza de lo que ocurría–, hizo que Roberto Manrique se uniera a un grupo de voluntarios para llegar a las zonas destruidas por el terremoto del 16 de abril.

El actor y productor ecuatoriano ha hecho “una pequeña pausa a su carrera” por adentrarse al mundo de escombros al que se enfrentan miles de damnificados. Cuenta que tenía la intención de ir lo más pronto, pero en Ecuador él no tiene carro propio. “Necesito un carro, quiero ir”, escribió en Twitter, y la activista Karla Morales le respondió: “Vente con nosotros”. Así, al día siguiente del sismo, empieza su voluntariado en Manabí.

A bordo de una camioneta doble cabina –alquilada–, conducida por su amigo Oliver Ranft, desde el lunes 18 de abril Manrique viajó a la zona. Entre idas y vueltas a Guayaquil, el pasado jueves cumplió nueve días recorriendo Manabí. Y ese jueves, a las 11:45, partió desde el centro de acopio de San Vicente en una caravana de camionetas y camiones que llevaban víveres. El destino era Cojimíes, pero Manrique se desvió a Pedernales.

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La primera parada fue en un albergue en el barrio Torremolinos. Aún no se adentraba a la zona cero en el centro de Pedernales. Saludó con un fuerte abrazo a Hugo Morales y al resto de familias. Su presencia hizo levantar de las camas y asientos a unas 20 personas que le pidieron tomarse fotos. Antes de dirigirse al centro de la población, el actor entregó carpas a los damnificados.

Manrique se mostró amable, cálido, atento, servicial, con ganas de dibujar sonrisas, especialmente en los niños. ¡Ah!, en las madres de familia también. Hogar visitado, hogar que encontraba una luz de esperanza. En cada lugar, el actor grababa con su celular un mensaje motivacional para compartirlo en sus redes sociales.

La camioneta se puso en marcha y a las 14:00 recorrió unas cuadras de la zona cero, donde aún se percibe un olor a cuerpos en descomposición, justamente por donde está ubicada la iglesia y funcionaban locales comerciales. Ahí sigue la remoción de escombros.

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En una pausa y nos comentó de sus sentimientos al llegar por primera vez a la zona devastada y no pudo contener las lágrimas. “Estoy supersensible. Hace días lloré y otra vez estoy (llorando)”, expresó.

“Sensación de desolación. Bahía, fue durísimo; San Vicente, menos grave”, relata. A estos dos primeros lugares fueron a repartir víveres, y a Canoa decidieron ir en camionetas sin víveres, solo con agua y medicinas porque no sabían con qué se iban a topar. “Y nos recibe este pueblo (Canoa) totalmente oscuro, como una película de terror, con gente velando muertos afuera de sus casas (…). Lo único que pude hacer fue escuchar a la gente que estaba ahí. Lo que hice fue abrazar a la gente”, agrega.

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El segundo punto del recorrido en Pedernales, el jueves pasado, fue un hogar en el barrio Brisas del Pacífico, donde lo recibió la señora Luzmila Martínez Leones (su casa estaba en el centro pero quedó destrozada). “Qué bueno, Roberto. Gracias por acordarte de nosotros. Gracias por estar aquí. Me siento emocionada, nunca imaginábamos verlo tan cerca, solo lo veíamos por televisión”, dijo la mujer.

A las 14:30 llegó al centro de salud de Pedernales. En este lugar tenía una cita con miembros de la Fundación Cecilia Rivadeneira, con los que esperaba “unir fuerzas” y continuar su plan de ayuda. Finalmente, a las 15:00, chicos y chicas de esta red de acción entraron con “la terapia de la risa”. ¡Por unos minutos todos rieron!

El recorrido finalizó en Jama, donde tenía planeado charlar y compartir vivencias con Sergio Calvo, un chileno que le contó cómo se unieron ellos cuando pasaron por algo similar y “las dificultades que se van a presentar en las diferentes etapas”.

Allí emprendió retorno a la base en San Vicente. En el centro de acopio, alrededor de las 20:00, termina la jornada en un comedor comunitario en el que se alimentan bomberos, militares y voluntarios.

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Manrique tiene previsto volver a Guayaquil en estos días, pero asegura que su labor no termina ahí. Y aunque cerca del 11 de mayo debe viajar a Nueva York por trabajo, afirma que la tarea de voluntariado ya es parte de su vida. (I)

Uno puede elegir de las redes sociales la fama y su potencial para cualquier fin; para mí viene con la responsabilidad de ayudar a crear un mundo mejor”.Roberto Manrique, Actor ecuatoriano