Sin hacer un curso de pilotaje ahora es posible estar detrás de los controles de una cabina de un avión; dentro de un auto de Fórmula 1, sin saber conducir; o en una caída libre a más de dos mil metros de altura, sin tener experiencia en paracaidismo.

La realidad virtual ahora lo hace posible, tecnología proyectada en las producciones ochenteras y noventeras de Hollywood y tiras cómicas.

En el mercado hay variedad de diseños y marcas. Entre las que destacan, por el costo y características, constan las Cardboard (de cartón), lanzadas por Google en el 2014, y las Samsung Gear vr (partes de plástico), de la multinacional con sede en Corea del Sur.

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Estos dispositivos se complementan con teléfonos móviles de última generación que se insertan en las gafas para cumplir la función de pantalla.

Quienes usan estos artefactos tienen la percepción de estar viviendo las experiencias que se ven en los videos o videojuegos producidos para ser visualizados en 360 grados. Los usuarios tienen la libertad de mirar a sus costados, arriba o abajo para observar cada detalle del paisaje, lugar donde se desarrolla la historia. Incluso hay marcas que han creado audífonos de alta definición para mejorar la experiencia.

En el mercado también hay otras gafas que ganan popularidad, entre ellas, las Oculus Rift. Este último dispositivo lo produce la empresa Oculus, compañía que fue adquirida por la firma Facebook, que busca combinar esta tecnología con la red social con más de 1.500 millones de usuarios.(I)