Germán Churqui, un criador de llamas en los Andes de Bolivia, anhela que esta carne pueda convertirse algún día en alternativa a la carne de vaca, que está en la mira a raíz de un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud que alerta sobre riesgos de cáncer.

A 3.800 metros de altura en la región de Turco, en el departamento de Oruro (oeste), Churqui, junto con su esposa y sus cuatro hijos, crían unas 150 llamas en su granja.

En La Paz, en el restaurante gourmet Gustu del exclusivo barrio de Calacoto, la chef danesa Kamilla Seidler prepara tartar, un plato de carne picada y cruda con alcaparras y condimentos. Esta receta también va acompañada de arroz y yuca o mandioca crujiente. Este manjar se vende por 75 bolivianos, más de 10 dólares.

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“Antes se decía que era la carne de los pobres, pero ahora es la más cara del país”, señala la chef de 32 años, quien explica que su preparado “es un plato típico francés, que se hace generalmente con carne de vaca, pero aquí lo estamos haciendo con llama”. (I)