En enero del 2017 se implementaría la Ley de Cultura. Así lo estimó Ana Rodríguez, ministra de Cultura y Patrimonio (e), quien reemplazó a Guillaume Long, tras su nombramiento como canciller.

Al ser consultada sobre cuándo considera que la ley esté lista para aplicarse, una vez que se apruebe y se elaboren los reglamentos, respondió: “En enero 2017, la implementación, tanto del Sistema (Nacional de Cultura) como de la creación de la institucionalidad especial, la transformación de la actual institucionalidad en una institucionalidad especializada, la implementación de los distintos ámbitos de la ley”.

Esa normativa, a decir de la funcionaria, es uno de los proyectos a los que se dará continuidad, así como a la reestructuración del Sistema Nacional de Cultura, el Museo Nacional (que está siendo readecuado); la Biblioteca de la Universidad de las Artes; la creación de la red ecuatoriana de museos, bibliotecas y archivos; el fomento de las artes (creación, circulación, innovación), entre otros.

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Sostuvo que todo lo que es importante para el sector se retoma en la Ley de Cultura y se amplía. “Atribuye competencias, genera procesos de fomento, reconoce el trabajo, la seguridad social, la educación, que no está en ninguna ley”.

“Si el cine tiene un espacio de fomento en el Instituto de Cine, que es el Consejo Nacional de Cine fortalecido, pero además, tiene competencias de regulación y control del cine y audiovisual, este Ministerio no tiene por qué trabajar directamente en el apoyo a los festivales de cine”, como ahora, dijo.

Con respecto a los cuestionamientos a la autonomía expresados por la Casa de la Cultura Ecuatoriana y por gestores culturales, señaló: “El acuerdo que ‘habíamos’ tenido es el de construir para todos los ámbitos de la cultura”, una autonomía responsable, es decir, que si se rinde cuentas sobre los recursos públicos, sobre el uso eficiente, sobre el acceso, sobre la participación, se puede decidir –desde cualquier instancia–, cuál es la línea programática, cuáles son los proyectos que se impulsan y el carácter de cada una de las casas culturales. “Si una tiene más vocación hacia las letras, hacia el teatro, hacia la creación plástica, dependiendo del territorio, de la demanda de los ciudadanos, esa es una decisión de cada una de las casas (de la Cultura), si su competencia es la circulación de las artes y las expresiones culturales, cada territorio tendrá que construir su propio proceso de creación y de circulación, esa es la autonomía”, expresó. (I)