Antes de llegar al camerino de Michelle Williams en el Teatro Belasco de Broadway, se pasa por un sofá tapizado de brillantes colores, una TV de pantalla plana y una bola de espejos.

Es un espacio reservado para su hija de 10 años, Matilda, que ahora puede ir a trabajar con su mamá y pasar el rato tejiendo o viendo películas. Solo hay una regla: no debe saber qué está haciendo su mamá abajo en el escenario.

Williams protagoniza junto con Jeff Daniels Blackbird, un perturbador relato de un hombre mayor, una mujer joven y lo que ocurre cuando se reencuentran 15 años después de terminar su relación ilícita.

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“No puede ver la obra, estar cerca de la obra u oír la obra”, dijo Williams de su hija.

Abajo, Williams da vida a una víctima vengativa que lanza acusaciones contra su examante con devastador precisión, mientras ella misma alberga sus propios problemas.

La actriz dijo que, desafortunadamente, el tema siempre es oportuno. “Es imposible no conocer a alguien que haya sufrido de abuso”, señaló. (E)