“El ser humano que todavía tiene aliento es un ser humano que todavía tiene conciencia de la vida, que siente, pero que a veces por su condición no puede expresar su dolor”. Estas palabras son de Enoé Pérez de Tutivén, de 82 años, quien quiso adelantarse a cualquier problema de salud que la imposibilitara de expresarse o estar en un lugar donde falte la atención necesaria por su edad.

Ella, desde hace 41 años, ejerce la profesión de psicóloga clínica, pero también fue profesora normalista y psicopedagoga. Desde el 1 de mayo de 2013 se mudó al que llama su hotel; a una habitación a la que considera su santuario.

Este lugar tiene guardianía, senderos adoquinados, fuentes de agua, árboles y hasta música de las décadas de los 50, los 60, los 70 y de otras épocas. Ella vive en el Hogar del Corazón de Jesús, de la Junta de Beneficencia de Guayaquil (JBG).

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Hace 13 años, cuando murió su esposo, el periodista Víctor Armando Tutivén Martínez, decidió buscar un lugar donde vivir porque en su casa de Urdesa central se sentía como aprisionada.

Ella cuenta que recorrió todos los hogares para adultos mayores de la ciudad, pero se decidió por el Corazón de Jesús, ubicado en el centro de la urbe. No obstante, desistió y se quedó en su casa.

Diez años después, atravesó por una situación que la marcó y la llevó a mudarse definitivamente: su familia estaba de vacaciones en Galápagos y se quedó sola en casa. En una de esas noches tuvo problemas para respirar; uno de sus hijos que estaba en la ciudad se metió por el techo y la socorrió. Enoé no podía siquiera abrir la puerta por esta condición.

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Días después se mudó a la misma habitación que curiosamente había escogido en su primera visita, en el 2003. Su familia, compuesta por siete hijos –tres del primer matrimonio de su esposo y cuatro que acogió con cariño como hijos entre las terapias–, nietos y bisnietos, se rehusó a la decisión de Enoé, pero ella quería asegurarse de que no volvería a tener un susto producto de su salud.

“Aquí la dieta es como yo necesito la dieta, tengo médicos las 24 horas al día. Yo me atiendo con un médico privado, pero eso me da seguridad. En tres años, dos veces he llamado a la medianoche y han subido, no es que yo he bajado. Eso es un descanso para mí”, detalla.

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Desde entonces, expresa sentirse en paz. Esa paz, comenta, es parte de las terapias que ofrece en la fundación de la iglesia Galilea. “Yo tomo un taxi y me voy a las consultas”, afirma. Durante los últimos 41 años atendió a varias personalidades, entre estas, a políticos, no da nombres por ética profesional. En esta fundación labora voluntariamente y asegura que lo hará hasta que sus fuerzas se lo permitan.(I)

Filosofía de vida
Sobre el matrimonio

Consejos
Dice que un matrimonio es feliz cuando la mujer y el hombre se compenetran para avanzar juntos y, a pesar de las peleas que surjan, está presente la premisa: “juntos hasta el fin”. Añade que la mujer tiene belleza externa e interna y que el hombre debe de ser un guerrero para proteger a la mujer y a los hijos.