Horas antes de arribar a México, hoy el papa Francisco se reúne en La Habana, Cuba, con el patriarca de la Iglesia rusa ortodoxa, Kiril, siendo el primer encuentro de líderes de ambas religiones cristianas luego de más de mil años. Esta reunión está vista como una posible reconciliación simbólica entre Oriente y Occidente, luego de un cisma que distanció finalmente a la Iglesia de Roma y la de Rusia en 1054.

Los jerarcas religiosos aprovecharán su tránsito por la región para adelantar el histórico encuentro: Francisco y su viaje a México y Kiril y su gira latinoamericana, que contempla además un encuentro con la comunidad cubana y visitas a Paraguay, Chile y Brasil.

En el encuentro a celebrarse en el aeropuerto de La Habana, ambos elaborarán un manifiesto en conjunto.

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Después, Francisco seguirá su viaje a México donde permanecerá cinco días, en uno de los momentos más difíciles de su historia, azotado por una ola de violencia que ha dejado 26 mil desaparecidos y 80 mil muertos desde 2006.

“Quiero estar lo más cerca posible de todos ustedes y de manera especial con los que sufren”, dijo el papa en un mensaje de video enviado el lunes.

Para mañana, el papa se reunirá con el presidente Enrique Peña en el Palacio Nacional. Luego, visitará y orará ante la Virgen de Guadalupe, patrona de las Américas, en el santuario de la Virgen más visitado del mundo.

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En el segundo día de visita, oficiará una misa en Ecatepec de Morelos, Estado de México, luego en la capital visitará el hospital pediátrico Federico Gómez. Para el lunes, tanto en Tuxtla Gutiérrez como en San Cristóbal de Las Casas (Chiapas), el papa abogará por los derechos de las comunidades indígenas y brindará una misa.

Ya en el último día de su visita tocará la realidad de la migración, en la frontera norte, en Ciudad Juárez, al límite con EE.UU, sede de uno de los carteles de la droga más temidos. Ante la valla de metal que separa ambos países, celebrará una misa y enviará un mensaje a los fieles que lo escucharán de los dos lados del muro.

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Allí, visitará a los reclusos de la cárcel número 3, una de las más peligrosas, y se reunirá con parientes de víctimas de feminicidios desde 1993. Francisco confesó que hubiera querido entrar a México por Estados Unidos para llamar la atención sobre la migración. (I)