Las luces del sambódromo de Río de Janeiro se encendieron ayer para el último día de despampanantes desfiles, listo para la última sobredosis de samba, erotismo y fantasía que en este carnaval ha noqueado el temor al zika.

Seis de las mejores escuelas de samba de Río recorrieron anoche los 700 metros del sambódromo para competir con otras tantas que desfilaron la víspera por el título de “campeona del carnaval”, ante los setenta mil espectadores del sambódromo y los cinco millones de fiesteros –incluidos un millón de turistas–, que arribaron desde hace dos semanas.

El ganador de esta competencia, seguida por millones de personas y transmitida en vivo en el mundo, se anunciará mañana.

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La elección estará a cargo de 40 jueces que evalúan la batería, los carros alegóricos, los disfraces, el tema, la samba, la armonía, la comisión de frente, la portabanderas y su acompañante y la evolución de la escuela por la pista.

Lentejuelas y plumas multicolores intentarán disimular la recesión que ha encogido el bolsillo de los brasileños en un desfile en el que muchos aguardan con ansiedad la entrada en escena de Portela, la escuela del popular barrio Madureira, que dedicó el tema de este año al águila, su mayor símbolo.

Mangueira, la escuela verde y rosa, este año homenajeó a Maria Bethania, hermana del también cantante y compositor Caetano Veloso.

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La escuela de samba Grande Río rindió tributo a la ciudad de Santos, de cuyo principal club de fútbol salieron los astros del balompié Pelé y Neymar. (E)