Con un recuento de su labor como promotor de centros educativos y de salud de la red arquidiocesana, monseñor Antonio Arregui, exarzobispo de la ciudad, recibió un homenaje la noche del martes pasado en el Centro de Convenciones Simón Bolívar.

A la cita llegaron cerca de 500 personas que recibieron con abrazos, estrechones de mano y aplausos a Arregui, cerca de las 20:00, en el Salón de los Presidentes.

Con tres discursos breves e intervenciones musicales se cumplió el evento que se lo presentó como un homenaje de la ciudad hacia monseñor. Entre los asistentes estuvieron el alcalde Jaime Nebot y exvicepresidentes como Alberto Dahik, Eduardo Peña y León Roldós Aguilera. Además acudieron más de una veintena de sacerdotes y religiosas.

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Roberto Illingworth Cabanilla, miembro del comité organizador, hizo el ofrecimiento del acto rememorando la trayectoria del religioso español.

Illingworth resaltó su gestión en proyectos de los centros de salud de Redima, que atienden a 50.000 personas cada mes, 30 centros educativos desplegados en barrios como la isla Trinitaria y el impulso dado al banco de alimentos Diakonía. Todos estos proyectos han tenido reconocimiento nacional e incluso internacional.

El momento de mayor emoción entre los invitados se dio cuando Illingworth resaltó que Arregui decidió quedarse a vivir en la urbe (en la casa sacerdotal de la iglesia de Los Ceibos) por su cariño hacia ella.

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“Ha decidido residir en nuestro país, en la ciudad querida, la ciudad gentil, noble y soberana, la que purifica corazones y emancipa hijos, dando ejemplo de libertad y gloria solidaria como ninguna: Guayaquil”, agregó el miembro del comité organizador, ante el retumbe de múltiples aplausos.

Monseñor Luis Cabrera, quien reemplaza a Arregui en el arzobispado, calificó a su “querido hermano” como el “pastor siempre atento de las necesidades del pueblo que supo conducir con la prudencia y sabiduría necesaria”. Añadió que él nunca “dudó en levantar su voz ante un derecho que iba a ser confiscado”, recalcó.

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Durante su intervención, Arregui, quien por ahora cumple diversas tareas colaborando en la diócesis, agradeció las palabras. Resaltó la gratuidad como elemento que “contribuirá a humanizar la vida social y personal. Los que no saben amar, no saben vivir...”, resaltó.

Citando una anécdota de un obispo que dijo que no se sentía digno con su puesto, Arregui aseguró que “no era digno de aquel homenaje” .

Se comprometió a rezar por las familias de los asistentes, “por su gesto de amistad no merecido sino regalado por ustedes”. “No soy digno, pero sí soy agradecido”, culminó.

El homenaje al exarzobispo culminó con la intervención musical de varios artistas guayaquileños como Beatriz Parra y Beatriz Gil, quienes compartieron dentro de su variado repertorio musical el pasillo Invernal. (I)

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Esto es un legado de la buena voluntad del cariño y de la gente que tiene para mí. Eso me lleva a sentirme cada día más agradecido de todo el privilegio de servirles por este tiempo.Mons. Antonio Arregui,exarzobispo