La leche es uno de los alimentos y nutrientes más populares en la historia. Sin embargo, diversos descubrimientos científicos continúan poniendo sus beneficios en duda.

De acuerdo a la última edición de la revista Neurology, el doctor Robert Abbott y sus colegas de la Universidad Shiga de la Ciencia Médica en Japón encontraron una nueva conexión entre el consumo de leche y el mal de Parkinson, el segundo trastorno neurodegenerativo más común en el mundo.

En 2008, un estudio publicado en el American Journal of Epidemiology determinó una relación significativa entre el consumo de lácteos y la enfermedad, sobre todo entre los hombres. Ahora una nueva investigación retoma el hallazgo: el problema no estaría en la propia leche, sino en un pesticida, el epóxido de heptacloro, que se encontraba en niveles elevados en los productos lácteos hasta que fue prohibido a mediados de los años 80.

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En ese entonces, este plaguicida era utilizado por los agricultores de ananá (piña) y se abrió camino en la producción de leche cuando las vacas fueron alimentadas con una papilla hecha en parte con esos restos de ananá.(I)