Las fuerzas de seguridad de Kenia, Uganda y República Centroafricana, países sumidos en la violencia, preparan activamente la visita de alto riesgo de cinco días que el papa Francisco inicia hoy en el continente africano.

Kenia y Uganda, que suministran un contingente militar a la Amisom (Fuerza de la Unión Africana en Somalia), son blanco privilegiado de los islamistas somalíes shebab, aliados de Al Qaida.

Los gobiernos de Kenia y Uganda anunciaron el despliegue de unos 10.000 policías en Nairobi y Kampala, las dos capitales donde el papa celebrará sendas misas al aire libre.

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“Se adoptaron todas las disposiciones de seguridad, que se aplicarán desde su llegada”, afirmó el jefe de Policía de Kenia, Joseph Boinett. “Conciernen las carreteras por donde circulará y los lugares de visita y alojamiento”, agregó.

Más de 400 personas murieron en los atentados de los shebab en Kenia desde septiembre de 2013, cuando se produjo el mortífero ataque contra el centro comercial Westgate de Nairobi, que dejó 67 muertos.

La ONU anunció que 300 cascos azules basados en Costa de Marfil serán enviados a República Centroafricana, en apoyo a los 12.000 integrantes de la Minusca (Misión de la ONU en República Centroafricana), encargada de la seguridad de la visita papal.

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La República Centroafricana, que celebrará elecciones a fines de diciembre, vive una guerra civil desde 2013, que opone a cristianos y musulmanes.

El pontífice desea con su viaje promover paz, reconciliación, justicia social y diálogo entre el islam y el cristianismo. (I)