Cuando las atrocidades del Nazismo fueron puestas en el banquillo de los acusados hace ya 65 años, la mayoría de las generaciones actuales nada o casi nada recuerdan de los largos cabildeos en donde se pudo demostrar en toda su real dimensión la maquinaria asesina del Tercer Reich.

Hoy el paso del tiempo hace que el mayor juicio contra crímenes de guerra y contra la humanidad parezca algo tan lejano que vemos con temor que el horror pudiera ser olvidado. El cine con su capacidad de manejar las imágenes es una herramienta de preservar la memoria también y no solo de dar diversión y escapismo, y en eso el rescate de la batalla legal librada en Nüremberg, el bastión del nazismo, ha logrado con éxito ser llevada al celuloide, con resultados loables.

Ya incluso dentro del propio juicio una película sobre las condiciones criminales de los campos de concentración serviría como prueba contundente para derribar la justificación de los imputados de que no conocían nada sobre el genocidio.

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Una de las cintas más demoledoras sobre el tema es El juicio de Nüremberg (1961) o llamada también ¿Vencedores o vencidos? dirigida por Stanley Kramer. En esta película Kramer no recrea el juicio principal a los jerarcas nazis, prefiere apostar por el juicio que se realizó posteriormente a los colaboradores menores del régimen nazi entre los que se contaron a los cuerpos de seguridad y los funcionarios del Estado; aquí se expone a los funcionarios de la administración de justicia.

Actores de la talla de Spencer Tracy, Montgomery Clift, Judy Garland, Richard Widmark, Burt Lancaster, y Maximilian Schell ofrecen interpretaciones soberbias que hacen que la cinta a pesar de su metraje pase sin aburrir lo más mínimo. Cuestionadora desde el principio, al mostrar el dilema ¿la ley puede estar reñida con la ética?, ¿cómo hombres cultos e inteligentes pudieron servir fervientemente a un régimen críminal? ¿se puede ser neutral frente al abuso del poder?, ¿pueden los tribunales de justicia cometer las peores arbitrariedades en nombre de leyes inmorales?.

Para la defensa de los acusados (interpretada por Maximilian Schell, actuación que consigue el Óscar) los jueces solo cumplían las leyes que juraron defender y aplicar y que por lo tanto eso los eximía de crímenes de guerra, Pero todo estos argumentos se derrumban cuando el principal acusado que da vida Burt Lancaster, esgrime un monólogo que a pesar del paso de los años guarda una actualidad que atemoriza, pues no solo nos habla sobre los peligros del nazismo, también es una advertencia a toda forma autoritaria del poder.

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Igual las palabras de Schell cuando acusa de pasivos a los aliados y que con esa actitud también fueron causantes de la ambición desmedida de Hitler. (I)

* Los juicios de Nüremberg se desarrollaron entre el 20 de noviembre de 1945 y el 1 de agosto de 1946 en el palacio de Justicia de la ciudad alemana de Nüremberg.