El papa Francisco instó a la Iglesia a tener las “puertas abiertas” y a evitar “blindarse” de cara a los “tiempos difíciles” por los que pasa el mundo.

“Por favor, nada de puertas blindadas en la Iglesia, nada, todo abierto”, pidió el pontífice durante la audiencia general de ayer en la plaza de San Pedro, marcada por las fuertes medidas de seguridad tras los atentados de París del viernes pasado, que dejaron 129 muertos y más de 300 heridos.

“La Iglesia está llamada a abrir sus puertas, para salir con el Señor al encuentro de sus hijos e hijas en camino, a veces desconcertados, a veces perdidos, en estos tiempos difíciles”, dijo el pontífice argentino.

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Francisco recordó que “todavía hay lugares del mundo en que las puertas no se cierran con llave, pero también hay otros en los que las puertas blindadas se han convertido en la normalidad”, recalcó.

El papa habló con tono grave y algo triste durante la audiencia semanal en la que habló también de los migrantes y marginados.

“La Iglesia es la portera de la casa del Señor, la portera, no es la dueña de la casa del Señor”, explicó.

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Durante la audiencia general, que contó con menos fieles que en otras ocasiones, el papa latinoamericano recordó que se acerca el 8 de diciembre, fecha en que se inaugura el Jubileo de la Misericordia.

“Hemos llegado al umbral del Jubileo. Está cerca. Está frente a nuestras puertas, no solamente ante la puerta santa, sino ante la puerta de la misericordia de Dios, que es una bella puerta que acoge el arrepentimiento y ofrece la gracia del perdón. Se llama Jesús. Él es la puerta que nos deja entrar y salir”, afirmó el pontífice.

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Francisco invitó a los creyentes a entrar por esa puerta.

“Abramos nuestras puertas y salgamos para ir al encuentro de los otros: algunos están frente a nuestras puertas y quizá no tienen el coraje y la fuerza de tocar”, advirtió.

Además, ayer, al recordar que el sábado se celebra la Jornada Mundial de los Derechos del Niño, el papa Francisco exhortó a todos a defender a los menores de toda forma de servidumbre, maltrato y explotación.

Concluida la catequesis en la audiencia general, el líder de la Iglesia católica señaló que “es deber de todos proteger a los niños y anteponer su propio bien a cualquier otro criterio para que nunca sean sometidos a formas de servidumbre, malos tratos o explotación”. (I)

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