Emplear en cada uno de sus envases el 25% de plástico PET (tereftalato de polietileno) reciclado es la apuesta de Arca Continental, la embotelladora de la bebida gaseosa Coca-Cola. Con ese objetivo solo en 2014 recuperó 10.800 toneladas métricas de botellas plásticas, es decir, 526 millones de envases de Coca-Cola de 400 ml.

Lo hizo a través de su socio, Intercia, que en su planta en la vía a Daule se encarga del procesamiento del material que se obtiene a través de redes de recolección que incluyen a recicladores primarios y a los consumidores de las bebidas. Este último grupo se ha involucrado y participa por medio de un programa de reciclaje permanente entre la Fundación Coca-Cola y Mall El Jardín, en Quito.

Xavier Icaza, gerente general de Intercia, dice que en el centro integral de reciclaje que instalaron en la planta en 2014, al mes procesan un promedio de 1.400 toneladas métricas de plástico PET no retornable. “Una tonelada de botellas de PET son alrededor de 47.000, 48.000 unidades, o sea que si reciclamos 1.000 toneladas, estamos hablando de 4’800.000 botellas mensuales”, señala.

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Posrecolección, ya en Intercia, el PET es clasificado, lavado, molido, lavado nuevamente y después secado para proceder entonces a la obtención de hojuelas que son pelletizadas, es decir, transformadas en resina (pellet grado alimenticio) que parecen pequeñas bolitas y que cuentan con las mismas propiedades de la materia prima virgen. Este es un requisito fundamental para poder emplearlas en la fabricación de nuevas botellas plásticas en la planta de Coca-Cola.

Según Emilia Villamarín, gerenta de la marca Coca-Cola, todos los consumidores pueden sumarse al proceso categorizando sus desechos. “Tienen que separar lo que son botellas PET para que nos puedan ayudar y podamos hacer el recorrido completo... Somos el primer país que está haciendo todo el proceso, desde que se recoge una botella PET hasta que cerramos el ciclo recreando nuevamente botellas con el 25% de material reciclado en todos nuestros empaques”, afirma, al tiempo que añade que el compromiso de la compañía es ir incrementando ese porcentaje año tras año.

Para continuar concienciando al consumidor, este año presentaron la campaña Cada botella tiene una historia, en la cual a través del testimonio de Patricia Villacundo, la tercera generación de su familia dedicada a la recolección de botellas plásticas en Pichincha, se muestran el ciclo de reciclaje de PET posconsumo y los beneficios que tiene para los gestores ambientales o recicladores, así como para el planeta, ya que un plástico tarda 200 años en degradarse. (I)

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Macetas, sillas, mesas, pupitres, repisas, todo tipo de mobiliario; paredes, pisos, techos, una casa. Esta lista puede elaborarse evitando el uso de madera –y por ende la deforestación– con cubiertas y tableros de polialuminio.

Los ofrece Ecuaplastic, empresa asentada en Quito, bajo el nombre de Ecopak, una línea de productos ecológicos que puso en el mercado en 2012 tras haberse aliado con Tetra Pak, cuyos envases para la industria alimentaria están compuestos del 75% de cartón, 20% de plástico y 5% de aluminio.

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A partir de estos dos últimos materiales se hace el polialuminio empleado en los tableros y cubiertas ecológicas de Ecuaplastic. Édgar Mora, gerente general de la compañía, explica que luego del proceso de separación de los envases Tetra Pak, el material llega a su planta en el Valle de los Chillos.

Allí se lo somete a la limpieza y secado, porque de las cartoneras a las que se les compra los envases, llegan con humedad y aún un 10% de cartón; luego pasa al molido para después ingresar a moldes –según el tipo y espesor de la lámina– que son llevados a una prensa a 180 grados centígrados de temperatura donde se funde el tablero.

Para convertir a ese tablero en una cubierta (tipo plancha de zinc) se le hace ondulaciones y luego se lo corta en las dimensiones con la que llega al mercado. Los tableros, resalta, también son ecológicos porque no contienen pegantes químicos ni formaldehídos (resinas).

“Nosotros estamos reciclando 80 toneladas de plástico al mes. Con eso evitamos que se extraigan 40 toneladas de petróleo mensuales. Si estamos reciclando 25 toneladas de polialuminio (al mes), eso quiere decir que en el Ecuador se tienen que reciclar mínimo 100 toneladas de Tetra Pak, con eso estamos ahorrando la extracción de 40 toneladas de petróleo y el corte de 1.500 árboles mensuales”, asegura Mora.

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Su producción abarca un promedio de dos toneladas diarias de polialuminio. Dice que una cubierta de 230 x 92 cm de ancho y 5 mm de espesor tiene 30 años de garantía, cuesta $ 16 (más IVA), es “termoacústica, irrompible e inmune a hongos y bacterias”, por lo que se las puede colocar en ambientes “muy difíciles como el Oriente o en la playa, en la Costa, porque no le afecta para nada el ambiente salino”. (I)

Ahorrar hasta sesenta litros de agua por cada lavada de un vehículo, mientras se protege la salud de quien realiza esta actividad ¬y la del planeta¬ dado que se sustituyen químicos tóxicos por sustancias biodegradables son algunos de los beneficios que el emprendedor Daniel Tamayo destaca de Easydry.

Se trata de un sistema de lavado en seco que, técnicamente, puede explicarse como un proceso de ionización y micropulido que encapsula la suciedad y la separa de la superficie de la carrocería. Hace siete años, en la búsqueda de una fuente de trabajo, Tamayo montó un negocio de lavado de carros, pero no precisamente en seco. Las dificultades que representaba poder contar con agua “en cualquier lugar” –dice– lo motivaron a desarrollar la fórmula sin la intención de venderla, sino de facilitar el trabajo para poder ofrecer el servicio a más personas.

En ese camino terminó creando la fórmula de Easydry. “Lo que desarrollamos es un líquido con el cual un litro de este producto sirve para lavar hasta quince veces (un camión) o quince camiones (...), no solo nos ayuda a ahorrar agua, sino que nos permite realizar el trabajo mucho más efectivo, en menos tiempo y lo deja con mejor acabado, reemplazando también la utilización de maquinarias y otros productos que a veces suelen ser un poco tóxicos para las personas que los utilizan como los desengrasantes”, explica Tamayo, quien es ingeniero en Mecánica Automotriz.

La línea se diversificó y actualmente se vende en tres kits, cuyos costos oscilan entre $ 15 y $ 35, e incluyen fórmulas limpiavidrios, renovador de neumáticos, ceras, acondicionadores, paños de microfibras, removedores de manchas.

“Todos son biodegradables y justamente todas las presentaciones nos ayudan a ahorrar agua y tiempo. En 15 minutos puede estar exteriormente lavado y encerado un vehículo”, destaca, así como también que al emplearlo en la limpieza de camiones y vehículos, Easydry permite ahorrar hasta 60 litros de agua en cada lavada.

La concesionaria Teojama Comercial, que pasó de cliente a socio inversionista de Easydry, tiene operativo en todos sus talleres este sistema, con el que también se protege la pintura de los vehículos.

Representantes de la empresa destacan en un boletín que se decidió implementar el servicio “con el fin de contribuir al cuidado del ambiente”. Esto, debido a que en sus talleres atienden un promedio de 1.400 unidades por mes a nivel nacional, lo que en ahorro de agua se traduce en 84.000 litros. (I)