Por estas fechas, el aroma de los pristiños inunda la capital. Y con estos bocadillos se vuelve más fácil enfrentar las frías noches quiteñas. En La Ronda, en el Centro Histórico, decenas de locales ofrecen estos manjares elaborados esencialmente con harina de trigo, bañados con miel y en forma de estrellas.

Los hay de distintos tamaños y precios. Se los puede deleitar ya sea con agua, café, colada morada o chocolate. Y se los puede comer en mesa o como bocadillo para acompañar la caminata en este emblemático sitio turístico de Quito.

El recorrido comienza en la calle Venezuela. Ahí, Luis Peñafiel es uno de los primeros en ofrecer el típico pristiño quiteño, en su local El buen café de Joel. "Todo el año vendemos pristiño, pero se vende más en esta época a propósito de la Navidad y las fiestas de Quito", dice el comerciante, quien tiene 15 años en La Ronda. Él vende el platillo con hasta siete pristiños por $ 2,25.

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Cuenta que los pristiños se los prepara artesanalmente y al mismo momento en que llega el pedido. "Los días de Navidad elaboro hasta 30 platillos por día", lo que es en promedio 200 pristiños, dice.

En La Ronda es común encontrarse con una amplia gama de postres: las gigantes empanadas de viento rellenas con queso (hasta 10 veces más del tamaño normal), canelazos para el frío, morochos y buñuelos. Pero también hay locales de artesanías, bisutería, ropa y restaurantes. Siempre con las variadas músicas de fondo emitidas por cada local. Las noches aquí son algarabía pura.

Pasando la calle Guayaquil está uno de los dos locales de El Pondo de Barro. Su propietaria, la quiteña Miryam Guerrero, también promociona los pristiños en la puerta. Su receta para prepararlos incluye mantequilla, azúcar, levadura, entre otros ingredientes que hacen especial su pristiño, como ella dice. "Aquí hay una fuerte competencia, lo que nos obliga a todos a innovar. Por eso, los pristiños en La Ronda tienen texturas y sabores diferentes en cada negocio", cuenta.

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En su platillo, que cuesta $ 3, provee cuatro pristiños, "pero los míos son más grandes que los otros", afirma.

Antes de llegar a la avenida Pedro Vicente Maldonado, está el local de Emmanuela Arango: La casa de la empanada gigante. Por supuesto, además de su producto protagonista, tiene los tradicionales pristiños a disposición de los comensales capitalinos.

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"El pristiño se vende caliente, ese es el gusto. Se lo prepara al momento", comenta Arango. Dice que para estas épocas, las ventas del pristiño aumentan en un 30%. "Es en las fechas navideñas cuando hay más acogida. Desde octubre empieza a venderse mucho más", relata la comerciante, que ofrece seis de estos bocadillos por $ 2. (I)

Detalles
Producción promedia

Unos 200 pristiños por día vende en época navideña un local de La Ronda.

El secreto
Comerlo caliente, recomiendan en La Ronda.

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