Trazar una hoja de ruta para las políticas públicas en materia ambiental. Ese es el objetivo de la primera evaluación sobre la biodiversidad de las Américas, que desde julio pasado se encuentra en desarrollo y se prevé publicar en 2019.

Durante cuatro años, 84 expertos en ciencias biológicas, sociales, económicas y también los provenientes de comunidades indígenas de toda la región trabajarán en la compilación de datos e información sobre el estado, tendencias, valores, usos, modelamiento e incidencia de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos.

Tendrán en cuenta líneas temáticas como polinizadores, ecosistemas degradados y restauración, uso sostenible, especies exóticas e invasoras... y más que por divisiones geopolíticas, en esta nueva evaluación se piensa hacer una aproximación por biomas, de modo que se pueda conocer el estado de los bosques, de la tundra, de la taiga, de las pampas, los páramos, los ecosistemas regionales más representativos.

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Ya se han dado los primeros pasos en la construcción de la que será una evaluación general, pero holística, de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos del continente, que para este estudio se ha dividido en cuatro zonas: América del Norte, Centroamérica, el Caribe y América del Sur.

La iniciativa, cuyo proceso se inició en julio pasado con una reunión de los expertos en Bogotá, surge desde la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (Ipbes), paralelo al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en inglés).

Simultáneamente se están haciendo investigaciones en África, Asia, Europa y Oceanía. “La idea es tener una perspectiva final global, regional y local de qué es lo que está pasando con la biodiversidad (...). Creemos que es una herramienta supremamente útil a futuro, que nos va a permitir trabajar de la mano de los tomadores de decisiones políticas para formular, finalmente, unos mecanismos de desarrollo compatibles con el medioambiente”, explica Ana María Hernández, jefa de Asuntos Internacionales, Política y Cooperación del Instituto Alexander von Humboldt de Colombia, que es la unidad técnica de apoyo de la evaluación de la Ipbes.

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La investigación, indica, estará dividida en seis capítulos: visión general de la evaluación, aproximación de la naturaleza para el bienestar humano, utilidad y funcionalidad de los servicios ecosistémicos, uso y manejo sostenible de la biodiversidad; evaluación, manejo y ordenamiento de la biodiversidad y gobernanza.

De acuerdo con Hernández, el estudio intentará acercarse a las problemáticas más importantes de la temática de biodiversidad, pero a nivel general.

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Aclara, no obstante, que si hay ecosistemas que actualmente se encuentran en estado crítico, estos tendrán una relevancia estratégica dentro de la evaluación. Lo mismo sucederá con las especies que sean indicadoras del estado de la biodiversidad o se enfrenten a una inminente amenaza de extinción por falta de atención regional o global.

Y aquí Hernández añade que el cuerpo de especialistas irá identificando qué actividades deberá emprender o a qué otros expertos en la materia deberá contactar para recibir más apoyo y llenar cualquier ‘vacío’. Dependiendo de los resultados finales se podrán pedir a la Plataforma evaluaciones mucho más enfocadas a determinadas especies o ecosistemas.

Un valor agregado de la evaluación es el componente de saberes ancestrales.

En el caso de la primera evaluación de la biodiversidad de las Américas, dice Hernández, a diferencia de otros organismos “donde estos grupos étnicos participan para hacer política desde sus puntos de vista indígenas o locales”, las comunidades indígenas participarán para poner al servicio de los demás sus conocimientos.

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No obstante, Hernández destaca que este involucramiento no es nuevo. Desde que se creó la Plataforma, en 2012, se consideró incluir en sus procesos el conocimiento científico, pero también el ancestral, el ciudadano, el de la mujer y el de los jóvenes, y así incorporar nuevas formas y visiones de conservación y uso sostenible de la biodiversidad.

Objetivo
La Ipbes brinda apoyo en términos de conocimiento a organismos como la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites).

Miembros
Cuenta con cerca de 150 países que ya son miembros y una amplia participación a nivel de ONG y comunidades. (I)