Padre y madre que trabajan, hijos en el mundo del internet, padres jóvenes que quieren seguir viviendo como solteros, hogares con personas pendientes de teléfonos móviles... Estos son parte de los escenarios en los que se mueven las familias modernas y que amenazan su estabilidad en el futuro.

¿Cómo mantener unida a esa familia en el mundo de hoy? Ese es el desafío y que sí es posible lograrlo, refiere Carolina Dell’Oro, filósofa y profesora de la Pontificia Universidad Católica de Chile, quien dictó una charla sobre el tema en la Unidad Educativa Monte Tabor-Nazaret, el pasado viernes.

El que los padres quieren replicar los modelos educativos antiguos que tuvieron es uno de los obstáculos, afirma. “El reto es buscar nuevos mapas para nuevos mundos”.

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Dell’Oro enfatiza el rol de los padres y puntualiza cinco factores determinantes. Estar con los hijos, aunque los progenitores trabajen, y dedicarles tiempo especial. Transmitir certezas y no dejar dudas en los hijos. Tener ritos familiares, la hora de la mesa es un factor protector extraordinario, ejemplifica. Tener ideales, hablar de personas que merezcan valorizaciones, pero no porque sean perfectos; y quitarse estereotipos de perfección, tanto en la pareja como en los hijos.

En ese reto también es importante la autoridad de los padres. Criar un hijo sin autoridad, dejar que haga todo lo que quiera es grave y tiende a convertirlo en un ser con nomadismo interior con una angustia bastante fuerte. Hay que tener autoridad, ternura y firmeza, establecer ciertos ritos y poner el ejemplo, dice.

Dell’Oro reitera la necesidad de atención a los hijos. “Se les da el tiempo que resta. Hay que tomarlo en serio, tiempo dedicado a conversar, a encontrarse, a jugar, a reírse con humor”.

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Observa como preocupante la influencia de internet, pero recalca que si los hijos han tenido relaciones profundas con sus padres en la infancia, van a poder distinguir una relación real de una virtual.

Hablar con ellos es clave en ese propósito, asegura. En el almuerzo no se habla, en la cena o al comer un aperitivo tampoco porque viven pendientes de las redes sociales. “Un teléfono móvil es para cuando estamos en movimiento no para cuando estamos en la casa... A los hijos les das todo, pero lo único que haces es hacerlos más infelices”. Refiere los casos de hogares jóvenes que quieren seguir siendo jóvenes con hijos. “Cuando uno tiene hijos tiene que cambiar de estilo de vida, necesariamente”.

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Dell’Oro resalta como un factor fundamental el dedicar ese tiempo especial a los hijos desde la infancia y desarrollarlo “muy fuertemente” hasta los 14 o 15 años. “Ahí, los vínculos se afianzan, después se te van y ya es difícil siendo grandes”. (I)

Yo digo a los padres, no se contenten con hablar por chat con sus hijos. Los hijos son para mirarlos. Nos damos tiempo para nosotros y a ellos el tiempo que restaCarolina Dell’Oro Educadora