Como aquel “que se hace servidor del Dios que habla, que quiere hablar a los hombres y a las mujeres de hoy, como Jesús hablaba a los de su tiempo, y conquistaba el corazón de la gente que venía a escucharlo desde cualquier parte y quedaba maravillada con sus enseñanzas”. Así definió ayer el papa Francisco la labor que cumplen quienes deciden dedicar su vida a anunciar la palabra de Dios. Ellos tienen características especiales, añadió.

Según aciprensa.com, la reflexión del pontífice argentino se dio durante una audiencia en el Vaticano con los miembros del capítulo general de los misioneros combonianos del Corazón de Jesús. A ellos les dijo que “para que una misión sea auténtica debe referirse y poner en el centro la gracia de Cristo que brota de la cruz” porque “creyendo en él se puede transmitir la Palabra de Dios que anima, sostiene y fecunda la labor misional”.

Refiriéndose a los misioneros cambonianos, el papa dijo: “Ustedes son servidores y mensajeros del Evangelio, especialmente para aquellos que no lo conocen y lo han olvidado. En el origen de su misión existe un don: la iniciativa gratuita del amor de Dios que les ha dirigido una llamada doble. A estar con él y a ir a predicar”.

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Francisco recordó que la historia de los combonianos “está marcada por una cadena ininterrumpida de mártires, que llega hasta la actualidad”. “Que ellos son semillas fecundas en la difusión del Reino y protectores de vuestro compromiso apostólico”.

De los misioneros congregados, el líder de la Iglesia católica y obispo de Roma se despidió revelando que siempre ha tenido una gran admiración por ellos de la labor que cumplen y por los riesgos que deben afrontar”.

Los misioneros combonianos del Corazón de Jesús (MCCJ) son una congregación religiosa con alcance internacional y presencia en cuatro continentes (también están en Ecuador). Son 1.633 sus miembros y su principal campo de acción es África, donde su fundador, el sacerdote italiano Daniel Camboni, acudió a evangelizar en 1857 (murió en 1881). (I)

Para que una misión sea auténtica debe referirse y poner en el centro la gracia de Cristo que brota de la cruz (...). Creyendo en él se puede transmitir la palabra de Dios.Francisco, pontífice católico