NoCry Mzimba ha dedicado los últimos dos de sus 21 años a custodiar uno de los campamentos del Parque Nacional Kruger, el más grande de Sudáfrica, que con alrededor de 20.000 especímenes alberga entre el 70 y el 80% de la población mundial de rinocerontes. Además, NoCry es de Hluvukani, una aldea aledaña, y por eso conoce el trasfondo del problema que solo en 2014 cobró la vida de 1.215 ejemplares de la especie en Sudáfrica, más de dos tercios (827) en el parque Kruger, según el Ministerio de Ambiente de dicho país.

“Estamos conscientes de lo difícil que puede ser resistir la tentación de matar a un rinoceronte por su cuerno, que traería sumas rápidas y grandes de dinero a una comunidad que tiene oportunidades limitadas”. NoCry lo escribió esta semana en el Huffington Post. Y añadió: “Una persona que entra en un parque, en la noche... para dispararle a un animal peligroso podría ser un héroe para algunos. Nuestras vidas, nuestro trabajo, es un contraejemplo”.

Se refiere a la Unidad contra la Caza Ilegal Black Mamba, que hoy será galardonada, en la categoría inspiración y acción, en los premios Campeones por la Tierra. Lo recibirán del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) “por su excepcional valentía en la lucha contra el comercio ilegal de vida silvestre en el ámbito comunitario”, reza el boletín de la ONU.

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La labor de estas mujeres, que sin armas y con linternas protegen a los rinocerontes de los cazadores furtivos, abarca patrullar la cerca, recorrer el campo en busca de trampas y revisar a diario las cámaras de vigilancia de Balule para detectar cualquier irregularidad de la noche anterior.

La ONU destaca que desde que la unidad entró en funciones en 2013 la cifra de rinocerontes perdidos a manos de cazadores se ha desplomado en el 75% y que nueve incursiones ilegales derivaron en las detenciones de los criminales. Además, que el esfuerzo de Black Mamba se extiende a la sensibilización de las comunidades sobre la importancia de la conservación de la biodiversidad con la que conviven. Las empoderan para que se sientan parte, un “componente crucial en los esfuerzos para combatir el comercio ilegal de vida silvestre en todo el mundo”, cita el PNUMA en su página web.

Y esa valentía y los riesgos que conlleva también los expone NoCry en su artículo. “Al contrario de lo que se pueda pensar, nuestro trabajo no es emocionante... Caminamos a lo largo de la cerca todos los días. Kilómetro tras kilómetro, mes tras mes, entre una cerca eléctrica y de púas y 40.000 hectáreas de sabana, pasto y matorrales espinosos con un calor que puede golpear 32 grados”. Y añade: “No tenemos armas, tenemos walkie-talkies”. Pero eso no importa, porque ellas son “las guardaespaldas” de los rinocerontes. “No les tenemos miedo a los cazadores, a los leones o escorpiones o serpientes. Tenemos miedo a fracasar, o peor aún, de tener éxito demasiado tarde”, sostiene NoCry.

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Ellas se niegan a dejar que los rinocerontes se extingan. Y desde esa premisa sus métodos han dado resultados. Al principio, las black mambas –como se autodenominan en alusión a la mamba negra, la serpiente más venenosa de África– removían entre 50 y 60 trampas diarias. “Ahora pasamos días sin ver ninguna”, cuenta NoCry y agrega que ya han quitado tantas que los cazadores están empezando a rendirse. “Normalmente los guardabosques son solo hombres. Nosotras, las mujeres de Black Mamba, somos peligrosas para los cazadores. No nos puedes sobornar (...). Si protegemos la biodiversidad, al final, todos nos beneficiamos. Si no matas a los animales, más turistas vendrán; mientras más vengan, traerán dinero y si traen dinero, habrá trabajo”. Lo dice otra black mamba, que agrega: “Puedes ser un campeón por la tierra empezando a proteger lo que sea que tengas en tu patio. Entonces vas a saber cómo pelear por otras cosas también”. (I)