Una alimentación balanceada antes y durante el embarazo puede cambiar permanentemente el ADN del bebé, incidiendo en la interpretación de los genes del niño por el resto de su vida, señala una investigación de la Universidad de Baylor en Houston (EE.UU.).

A esta conclusión se llegó después de evaluar a 168 mujeres embarazadas, la mitad de este grupo se alimentaba de forma equilibrada y la otra parte desordenadamente.

Durante el periodo de pruebas se midieron los niveles de nutrientes de las madres con muestras de sangre, y se analizó el ADN de los bebés entre los dos y los ocho meses de nacidos.

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Sobre los resultados de este estudio la nutricionista ecuatoriana Raquel Tejada indica: “Alcanzar el equilibrio no es una misión imposible y tampoco amerita sacrificar una lista de alimentos. Debemos recordar que no hay alimentos buenos o malos, solo dietas mal balanceadas”.

Esta dieta debe incluir 300 calorías diarias y en los últimos tres meses alcanzar las 450 calorías. A ello se deben sumar los ejercicios, que pueden ser aeróbicos, suaves y sin sobrecarga. (I)