El papa Francisco aseguró ayer a los miles de fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro para escuchar el Ángelus, que creer en Jesús no significa estar encadenado, sino ser profundamente libre, informó el portal aciprensa.com

“Creer en Jesús significa hacer de Él el centro, el sentido de nuestra vida. Cristo no es un elemento accesorio: es el ‘pan vivo’, el alimento indispensable. Ligarse a Él, en una verdadera relación de fe y de amor, no significa estar encadenados, sino ser profundamente libres, siempre en camino”, dijo.

Francisco recordó que luego de que Jesús hablara sobre “que era el pan bajado del cielo y que daba su carne como alimento y su sangre como bebida”, aludiendo a su sacrificio, algunos de quienes lo seguían quedaron desilusionados por considerar esas palabras “indignas del Mesías, no ‘exitosas’”, señaló el portal.

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“Algunos miraban a Jesús como a un Mesías que debía hablar y actuar de modo que su misión tuviera éxito, ¡enseguida!”, señaló el papa, y aseguró que “precisamente sobre esto se equivocaban: sobre el modo de entender la misión del Mesías”, aseveró.

Destacó que “Jesús ofrece la clave para superar la dificultad; una clave hecha con tres elementos. Primero, su origen divino: él ha bajado del cielo y subirá allí donde estaba antes”.

“Segundo, sus palabras se pueden comprender solo a través de la acción del Espíritu Santo, aquel que ‘da la vida’. Y es precisamente el Espíritu Santo el que hace comprender bien a Jesús”.

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Y el tercero, señaló, es que “la verdadera causa de la incomprensión de sus palabras es la falta de fe: ‘hay entre ustedes algunos que no creen’, dice Jesús”.

Invitó a los fieles a cuestionarse: “¿Quién es Jesús para mí? ¿Es un nombre, una idea, es un personaje histórico solamente? O es verdaderamente aquella persona que me ama, que ha dado su vida por mí y camina conmigo”. Al finalizar, Francisco pidió a la Virgen María que “nos ayude a ‘ir’ siempre a donde Jesús, para experimentar la libertad que Él nos ofrece, y que nos consiente limpiar nuestras opciones de las incrustaciones mundanas y de los miedos”. (I)