Hasta el 1 de octubre próximo, ciento cuarenta y tres países, entre ellos Ecuador, deben presentar sus contribuciones nacionales determinadas (IDC por sus siglas en inglés), como se denominan a las metas de cada país para reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero (GEI), que permitan en conjunto que la temperatura del planeta suba hasta 2 °C en el 2100. Es el aumento máximo que la Tierra podría soportar, según han determinado los científicos.

El plazo corre mientras en Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua, ya se viven los efectos del cambio climático con una prolongada sequía que afecta desde mayo pasado al denominado ‘corredor seco’. El Programa Mundial de Alimentos ha alertado que la pérdida de cultivos pone en riesgo la seguridad alimentaria de los pobladores de estos países, cuyos gobiernos estiman que al menos 2,5 millones de personas podrían sufrir hambruna.

Son naciones que aún no presentan ante la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático sus INDC, un paquete de medidas a ejecutarse desde 2020 con proyección de resultados al 2030. Con la suma de las metas de todos los países se pretende conseguir un acuerdo frente al calentamiento global en la COP21, por realizarse del 30 de noviembre al 11 de diciembre en París, Francia.

Publicidad

De los 195 países que son parte de la Convención, que lleva dos décadas de reuniones anuales, 52 ya presentaron sus INDC. Estos representan más del 60 % de las emisiones del planeta.

El dilema, según Mónica Araya, directora de Nivela, una ONG noruega que analiza el cambio climático en el mundo, es que la suma de las INDC no garantice la seguridad climática porque hay países con metas poco ambiciosas.

Araya afirma en entrevista vía correo electrónico que es probable que la suma de las propuestas no alcancen al 2030 para cumplir la meta de 2 °C: “Desde ya hay que insistir en que los gobiernos se comprometan con tener un mecanismo formal (no voluntario) de actualización de las contribuciones, algunos proponen ciclos de mejoramiento cada cinco años. Hay mucha resistencia (de los gobiernos). Por eso este debe ser uno de los temas relevantes a monitorear”.

Publicidad

Pablo Solón, director ejecutivo de Focus on the Global South, ONG con sede en Tailandia que realiza estudios de distinta índole en Asia, África y América Latina, dijo en junio pasado, en una entrevista publicada en su blog, que al 2020 las emisiones de GEI deberían estar en 44 gigatoneladas (Gt) de dióxido de carbono equivalente, si se quiere limitar el calentamiento global hasta 2 °C, pero que probablemente estarán en 56 Gt.

Países de economías emergentes como India, el cuarto emisor de GEI; Brasil (7), Indonesia (8), Irán (10), Australia (13), Arabia Saudita (14) y Sudáfrica (15) aún no presentan sus INDC. Se trata de economías que dependen de la producción de combustibles fósiles.

Publicidad

Y entre los que ya las han presentado, la ONG Climate Action Tracker determinó que los compromisos de Canadá, Nueva Zelanda, Japón y Rusia son insuficientes para evitar que la temperatura suba hasta 2 °C.

Australia también ha sido cuestionada. Su primer ministro, Tony Abbott, anunció el martes pasado que su país reducirá la emisión de GEI hasta un 28 % para 2030 con relación a los niveles del 2005, aunque ha supeditado el proyecto a la bonanza de la economía: “Tenemos que reducir las emisiones de tal forma que no peligre nuestro crecimiento (...), lo último que queremos es fortalecer el medioambiente y al mismo tiempo dañar nuestra economía”, dijo.

Kelly O’Shanassy, portavoz de la Fundación Australiana de Conservación, cree que se trata de un objetivo derrotista “que muestra poca fe en la habilidad de los australianos para adaptarse, innovar y hacer una transición a una economía limpia”. 

Otra crítica surge del año base que los países establecen para calcular la reducción de emisiones. Australia usó lo generado de GEI en el 2005, un año históricamente alto en emisión.

Publicidad

Brasil aún no hace pública su meta, pero se prevé una tendencia al alza de la generación de GEI. Esto debido a que la reducción de la tasa de deforestación se ha detenido, e incluso volvió a aumentar, según el ‘Análisis de las emisiones de gas de efecto invernadero en Brasil’ realizado por el Observatorio del Clima, que reúne a 30 organizaciones.

México fue el primer país de la región y hasta ahora el único en presentar su INDC. El reto en Latinoamérica está en la falta de información cuantitativa para estimar el potencial de reducción que se requiere, coinciden expertos, según publica la web conexioncop.com.

El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo determina en su último informe del 2014 que la frecuencia e intensidad de los desastres naturales van en aumento por el cambio climático. “Entre 1901 y 1910 se registraron 82 desastres naturales, y entre 2003 y 2012 se contaron más de 4.000. Aun teniendo en cuenta que en la actualidad los registros son mejores (...), el aumento es considerable”, dice.

En estos días, regiones de Perú y Bolivia enfrentan intensas heladas. Y en Chile y Argentina hay inundaciones. Los expertos han atribuido estos fenómenos al cambio climático y a la falta de obras de mitigación. (I)