La sonda europea Rosetta, que acompañó ayer al cometa 67P en el punto más cercano al Sol de su trayectoria, está comenzando según los astrofísicos a dar pistas fascinantes que ayudan a comprender el origen de la vida en la Tierra.

El cometa alcanzó el punto más cercano al Sol de su órbita elíptica de seis años y medio. Se encuentra a 186 millones de kilómetros del Sol y 265 millones de la Tierra. De su núcleo escapan chorros de gas y polvo cada vez más intensos, según pudo observar la sonda, que hace un año escolta al 67P. (I)