La cooperación de la Embajada norteamericana en Quito y el Consulado General en Guayaquil con el Centro Ecuatoriano Norteamericano (CEN) le brindaron al público la oportunidad de ver y escuchar a un maestro del blues en forma gratuita.

Lurrie Bell subió al escenario del CEN con su guitarra eléctrica y su banda compuesta por Melvin Smith en el bajo, Willie Hays en batería y el talento impresionante de Russ Green, en armónica, para arrancar tocando Every Day I have The Blues de B.B. King destacando de inmediato el aplomo y seguridad de Lurrie digitando y cantando mientras Green exhibía un dinamismo único en la armónica en perfecto acompañamiento a la guitarra.

Honeybee de Muddy Waters, a continuación, confirmó la autenticidad de este ganador de mejor artista de blues tradicional masculino de los Blues Music Awards 2015, al ejecutar un canto de shouter, grandes licks de guitarra y aguantando los tiempos como es de rigor en los blues más lentos y tradicionales del costumbrismo musical afroamericano.

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Oh I Need You So Bad de Magic Sam fue un rockin blues, con letra romántica y sensual.

Alternando los temas, según el tempo, interpretó Last Night, de Lou Walters, sumamente lenta, casi hablada, con gruñidos típicos del género, sobresaliendo la extraordinaria intervención de Green en armónica al turnarse con Lurrie tocando guitarra.

A mitad de camino en el tempo tocaron un swingin blues llamado Everything Gonna Be Alright, que Lurrie adornó con piruetas vocales al final y mostrando su mejor digitación en la guitarra.

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Y se vino el famoso Hootchic-Kootchie Man, que narra las vivencias de un chulo en este clásico de Muddy Waters en el cual Hays deslumbró tocando batería con ritmo dentro del ritmo.

Last Night destacó un solo de armónica que, sin repetirse, fue una obra de arte. Con Lurrie Bell, instalado en el borde izquierdo del escenario, tocando un rockin blues en modalidad de shuffle y las chicas gritando, entonaron Mojo Risin, un clásico de Muddy Waters que rápido y saltarín dejó complacido al público. (O)

I’m Ready, de Willie Dixon, fue un show del cantante con repetición constante a la manera de un mantra en el que, a veces, se convierten los blues más genuino.