Adelaida Jaramillo
Nunca es tarde para tomar el gusto por la lectura y encontrar que los libros son una puerta a mundos ficcionales que nos abstraen de la realidad; sin embargo, la infancia es el mejor momento para cautivar a un lector. La lectura es completada por la experiencia de quien lee, de tal manera que los niños, que están en ese proceso de ingresar a un mundo de convenciones y reglamentos, tendrán una ventaja frente a nosotros a la hora de leer un libro de literatura fantástica.

Con esa convicción, y con la idea original de que la Feria Internacional del Libro, que se desarrollará del 12 al 15 de agosto en el Centro de Convenciones, fue pensada como un espacio para leer y crecer con los guayaquileños, me parece que su área infantil y juvenil es una de sus fortalezas. Los niños podrán encontrarse con autores nacionales a los que han leído, como Mónica Varea, Juanita Neira, Edna Iturralde y Verónica Coello, o escuchar de la voz y guitarra del folclorista Wilman Ordóñez y la cuentera Ángela Arboleda leyendas del Ecuador.

Si bien en la feria hay espacio para que los niños escuchen a estos escritores, que los acercan a otros niños ecuatorianos que sienten y piensan como ellos, también podrán aproximarse a lo clásico caminando por el Pabellón de la Mancha, tomándose autofotos con Borges y Cortázar, o armándose de una linterna para entrar a una carpa en la que les leerán un cuento para dormir. La feria además cuenta con la participación del Club de Cómics y la Casa de la Cultura. Al final del recorrido, los niños, que tienen una variedad importante de actividades organizadas por grupo etario, podrán solicitar su carné lector.

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Padres, a los niños los hacemos lectores antes de que sepan leer; esas voces de los personajes que salen de sus bocas, ellos las entienden como reales, y aunque ese primer contacto del niño con el libro es valiosísimo, esta feria brinda la oportunidad de generar en ellos una experiencia positiva invalorable. Como adulta, yo hubiese querido tener un incentivo así. (I)