El Museo Thyssen de Madrid cede sus paredes a la fotografía de moda del último siglo con Vogue like a Painting, una exposición que defiende la dignidad del género y refleja las distintas corrientes pictóricas, a través de la mirada de maestros como Edward Steichen, Irving Penn o Peter Lindbergh.

Sesenta imágenes –una gota del vasto archivo de Vogue– que reúnen nombres contemporáneos como Paolo Roversi o Annie Leibovitz, con maestros de las primeras décadas de la fotografía como Cecil Beaton y Horst P. Horst, se presentan en una muestra inaugurada ayer, y que permanecerá abierta hasta el próximo 30 de octubre.

“En las revistas, las imágenes se consumen muy rápido y, además, están acompañadas por mucho ruido de tipografía y anuncios”, señaló la comisaria y directora de grandes proyectos de Conde Nast, Debbie Smith, que invitó a los espectadores a dejarse ‘tocar’ y ‘desubicar’ por cada imagen, parafraseando la filosofía de Lindbergh.

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Su objetivo, crear un “mini Thyssen dentro del Thyssen”, inicia con la mirada de Irivng Penn, uno de los retratistas más inspiradores de su tiempo, que captura a una pensativa modelo ataviada con una careta de ratón, realizada en encaje, con el pelo revuelto y una blusa de Yves Saint Laurent en evidente segundo plano.

Mostrar una “prenda bonita” no siempre es el objetivo final de la fotografía de moda, argumentó la comisaria, que resaltó la “sensación de pausa” de las fotografías expuestas, y publicadas en las ediciones de Vogue en Estados Unidos, Inglaterra o Japón.

De corte más surrealista, las fotos de la primera mitad del siglo XX firmadas por Clifford Coffin, que figura con una fotografía en la que los vestidos de noche de cuatro mujeres se desdibujan por completo, o Edward Steichen –que llegó a dirigir el departamento de fotografía del MOMA (Museo de Arte Moderno)–, que firma una instantánea de 1934 en la que una mujer con bañador se tapa dramáticamente la cara. (E)