Turquía posee un patrimonio gastronómico incomparable. El país cuenta con más de 350.000 recetas con patentes y pocas de ellas se presentaron el miércoles pasado en el Swissôtel de Quito, en un festival gastronómico que busca acercar las culturas del mundo a Ecuador.

Los platos se escogieron por afinidad de ingredientes existentes en el país y para contar la influencia de algunos en la vida cotidiana de esa nación. Por ejemplo, la albóndiga mixta, de carne de vaca y ternera, es un patrimonio en la historia de Turquía, la cual se sirve como bocadillo.

Otro plato es la empanada de pastrani y queso. Un rollo elaborado con carne roja en salmuera con una masa de harina, agua y sal que es frito.

Publicidad

El evento gastronómico contó con la experiencia de dos grandes chefs de ese país. Ellos escogieron entre los platillos el baklava, un dulce tradicional que se remonta a la antigua Mesopotamia. Lleva mantequilla, nuez y jarabe.

Su masa es trabajada finamente y se colocan 52 capas una sobre otra. El resultado es un crocante postre con delicado dulce y frutos secos.

Entre los alimentos se siente la presencia de los pueblos de Irán e Irak como en el llamado mücver: bolas de zuchini y zanahoria aderezadas con queso feta, recubiertas por una masa frita hecha con leche, harina y huevos.

Publicidad

Un sabor particular es la hoja de uva rellena: arroz, pasas, champiñones y especias, como clavo de olor, envueltos en hoja de uva. Se lo consume todos los meses.

En el norte del país, donde su costa se enfila con el mar Negro, y mantiene vecindad con Rusia, su cocina se basa sobre todo en productos del mar y pastelería. La pulpa de mejillones fritos fue el único plato del mar que se pudo degustar en Quito. De los pueblos del mar Egeo les quedó la tradición de la alcachofa con naranja.

Publicidad

Al preguntar qué se prepara más, si lo dulce o lo salado, la respuesta fue los postres. En Turquía se come uno después de cada plato y sus 81 ciudades cuentan con uno que es su emblema. (I)