La escritora argentina Claudia Piñeiro retoma el género de suspenso con Una suerte pequeña, una novela que define, en una entrevista con Efe, como un thriller familiar, con una trama de misterio desencadenada por una muerte, una de sus obsesiones literarias.

En su último trabajo, Piñeiro se sumerge en un argumento de suspenso guiado por una mujer que regresa a su país tras veinte años de ausencia y varios cambios de identidad para reencontrarse con su pasado y con un hecho que marcó su vida.

La muerte, que en esta ocasión aparece como desencadenante de la historia, es una de las obsesiones literarias de la autora.

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“Hay temas que a los escritores se nos repiten permanentemente, y la muerte se repite en todo lo que escribo, pero también el encierro, la hipocresía, la figuración de determinadas clases sociales por aparentar, el juzgar a los demás”, explica la autora de Las viudas de los jueves.

Indica que este trabajo no es una novela negra, aunque tiene “mucho de suspenso, pero relacionado con lo emocional, tiene que ver con un thriller familiar y personal”.

Para perfilar al protagonista, recurrió a psicólogos e incluso a astrólogos en un intento por comprender las reacciones del personaje.

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Piñeiro, que viajó a España para presentar la novela, pensaba ya en una segunda entrega de Betibú, con un crimen relacionado con corrupción y manejo del poder, cuando la sorprendió el llamado caso Nisman, la extraña muerte del fiscal Alberto Nisman tras denunciar a la presidenta argentina y que se convirtió en tema de primera página durante meses en los medios del país.

“La novela no tenía nada que ver con el caso, no había espías ni fiscales, pero había una cúpula de poder y uno podría intuir que a lo mejor tenía algo que ver y cuando empezó el caso lo primero que hice fue abandonarla”, detalla en la entrevista con Efe.

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Escribir sobre Nisman “me parece una falta de respeto, parecería que uno lo hace de forma oportunista, aunque el caso tiene muchas aristas interesantes desde el punto de vista literario”, señala.

Ahora, duda entre buscar un enfoque diferente para esa segunda entrega de Betibú o empezar otra novela, pero dispuesta a retomar la escritura. “Escribir es lo que me centra en un eje, lo que me dice que acá está lo importante y que hay otras cosas que empiezan a tener menos importancia”, dice.

Mientras define su nuevo proyecto y continúa con la gira de presentación de Una suerte pequeña confiesa que debería ajustar su agenda para tomarse un respiro después del accidente cerebral que sufrió hace un año, una trombosis por la que estuvo varios días ingresada en el hospital. (I)