La Voz de los sin voz, monseñor Óscar Arnulfo Romero, llegará a los altares este 23 de mayo tras un largo proceso promovido desde 1990, diez años después de su asesinato en plena misa en su natal El Salvador.

El “martirio” de Romero fue reconocido en febrero pasado por el papa Francisco en un decreto que estableció que el arzobispo de San Salvador fue asesinado por “odio a la fe”, por lo que será beatificado el próximo sábado en un acto al que se espera la asistencia de cerca de 300.000 personas.

San Romero de América, como le llaman los salvadoreños, fue asesinado el 24 de marzo de 1980 por un comando de ultraderecha, mientras oficiaba misa en el hospital de cáncer Divina Providencia de San Salvador.

Publicidad

El arzobispo nació en el seno de una familia humilde en Ciudad Barrios el 15 de agosto de 1917, y se caracterizó por su defensa de los pobres y por su denuncia de los abusos de los Derechos Humanos en los años previos a la guerra civil de El Salvador (1980-1992).

El asesinato, el 12 de marzo de 1977, de su amigo Rutilio Grande, un sacerdote promotor de comunidades cristianas de base fue un punto de inflexión en la vida de Romero, que a partir de ese momento se convierte en un implacable defensor de los Derechos Humanos.

Romero fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942. En 1979 fue nominado al Premio Nobel de la Paz, galardón que, aunque no le fue concedido, para sus compatriotas es el Nobel de El Salvador. (I)