Las matemáticas no tienen que ser un problema, ni aburridas.

Según docentes de ¡Ajá! Parque de la Ciencia, un programa de educación de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), su aprendizaje se puede hacer más divertido.

Margarita Martínez, coordinadora de actividades educativas de este centro y profesora del departamento de matemáticas de la Espol, afirma que impulsan un método que sirve para este fin y lo han comprobado. “Estamos trabajando en rescatar las verdaderas matemáticas. Creemos que la educación formal se ha concentrado fundamentalmente en la parte algorítmica, numérica, procedimental. En cómo se hacen las cosas y ha descuidado la esencia que es el ¿por qué?”, comenta Martínez, para quien esta clase es el arte de la explicación.

Publicidad

El proceso que se recomienda es pasar de lo concreto a lo abstracto. El profesor no debe darle solo fórmulas y procedimientos, ni hacer énfasis en la memorización y en la repetición. Tiene que armar un entorno que le permita al niño ir descubriendo, afianzando conocimientos e ir entendiendo; eso falta a veces, asegura, porque los maestros no aprendieron de esa forma.

El método que emplean en este semillero se basa en la experimentación y en el proceso del juego: los chicos van descubriendo patrones, entienden ciertas explicaciones y las formulan. “Hacemos que los niños hagan hipótesis sobre el comportamiento de objetos que le son familiares”, explica Martínez, quien agrega que uno de esos ejemplos es el de los cilindros. Primero les preguntan qué vaso de cola escogerían si uno es más alto y el otro más ancho, si cuestan lo mismo.

Hacen que tomen una hoja y la dividan en dos partes iguales. Construyen un cilindro en sentido vertical y otro horizontal. Luego de que los pequeños exponen sus hipótesis pasan a la experimentación y comprueban que el más ancho tiene más capacidad que el otro.

Publicidad

“Ellos construyen la altura, radio, diámetro. (Después) pasamos a que en la fórmula del volumen el radio está elevado al cuadrado, eso significa que al duplicar el radio, se cuadriplica el volumen. Mientras que la altura es lineal, si se duplica, pasa lo mismo con el volumen (...) esto le ayuda a entender mejor que si yo le pongo primero la fórmula. Participan, conjeturan, dicen diferentes respuestas y si se equivocan ven el por qué”, explica la docente.

Estas actividades tienen dos normas. Que sean de baja barrera de entrada para que casi todos pasen de manera exitosa la primera parte, pero que tengan un alto ‘techo’ para que vayan creciendo como se quiere.

Publicidad

Esto como algo básico para luego ver los parámetros (perímetro, altura, qué relación tienen), de lo más fácil a lo más complicado.

“Es importante usar actividades cuyo resultado contradiga lo que ellos esperarían, porque cuando el resultado es contrario, es natural que venga el ¿por qué?”, dice.

Otro docente de matemáticas de la Espol, Isaac Mancero, también es parte del programa, profesor de álgebra lineal y cálculo diferencial. Él señala que el procurar crear interés en los estudiantes ayudará a que no tengan tantos problemas cuando se le presentan conceptos abstractos, y “eso ocurre hasta en aquellos que llegan a la universidad siendo sobresalientes en el colegio”.

Además, la experimentación podría despertar en ellos un interés que les permita no rechazar, a futuro, carreras vinculadas a esta disciplina, algo que sucede en la actualidad. (I)

Publicidad