Un pabellón islandés con forma de mezquita, forzando la frontera entre arte y religión, ha provocado el comienzo de una polémica en la Bienal de arte contemporáneo de Venecia que se inauguró el sábado.

El jurado se congratuló en un comunicado por la “sensibilidad particular” ante las “urgencias geopolíticas actuales” que demuestran los 136 artistas presentes. Entre estos, el islandés Christoph Büchel instaló una mezquita en una vieja iglesia desafectada. La Moschea se visita en el viejo templo de Santa María de la Misericordia, que su propietario privado arrendó a Islandia.

Algunos musulmanes de la aglomeración la han tomado como un lugar de plegaria, dejando los zapatos a la entrada, y arrodillándose en dirección a La Meca en medio de los visitantes. Büchel quería señalar el hecho de que no haya una mezquita en el centro histórico de la Ciudad de los Dogos, donde la influencia del Islam fuera importante en el pasado.

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Si los musulmanes ven en ello una tolerancia entre cultura y religión, la iniciativa también atrajo críticas.

Una preocupación es la seguridad, puesto que esta instalación podría ser blanco tanto para islamófobos como para integristas musulmanes.

El presidente de la región del Véneto, Luca Zaia, consideró que “evidentemente se trata de una provocación” de Büchel.

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“El verdadero sujeto concerniente a esta mezquita no es la libertad de culto, sino el respeto de las reglas” de una manifestación artística internacional como la Bienal, observó. (I)