La extracción de piedra caliza se ha convertido en un trabajo artesanal, que se inició hace más de 50 años en el cerro El Tablazo, en el cantón Santa Elena. Aquí sus habitantes dicen que esta actividad es heredada a las nuevas generaciones.

Jaime Valle es uno de los artesanos del sector. Él cuenta que esta tradición se estaba perdiendo, pero que lograron recuperarla con otra labor artística: el tallado en piedras.

Esto también les ha generado turismo y les ha permitido desarrollar su creatividad.

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Valle, por ejemplo, hace diversas figuras que reflejan también la cultura local. Entre sus trabajos están imágenes con la forma de la Venus de Valdivia y de San Biritute, monolitos que se exhiben en la Península.

Él realiza también esculturas religiosas. Hace además sillones en forma de U (similares a los de etnias ancestrales), mesas, floreros, pequeños silbatos que utilizaban los antepasados e imágenes de animales. Todo lo esculpe en piedra.

Cada obra de arte, acota, le toma de uno a tres días, dependiendo del tamaño y de la forma de la piedra, así como de la imagen a plasmar. Al mes, dice, realiza unas diez figuras.

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Cuenta que al calizo, que se lo encuentra en la cantera de El Tablazo, le da forma con la ayuda del martillo, del cincel, del taladro y de la pulidora.

Luego, con golpes suaves empiezan a tallar los pequeños detalles para obtener la imagen.

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Las creaciones de Valle son de distintos tamaños. Las más grandes, de metro y medio, las vende en $ 300.

En su taller también tiene una colección de conchas, que se encuentran adheridas a las piedras, las cuales conserva y enseña a los turistas que llegan al lugar. Entre estas conchas está la spondylus, símbolo sagrado de los indígenas de la región y que se usaba para el trueque. (F)