El último capítulo de la franquicia, Furious 7, debuta en la cartelera hoy con un sabor a despedida, con un guion alterado por la fuerza de la tragedia, con un final cargado de simbolismo en el que los personajes se dicen adiós y los actores hasta siempre.

La cinta cuenta con la última actuación de Paul Walker, quien junto con Vin Diesel protagonizaron la saga estrenada en abril del 2001 y que no pudo concluir porque murió.

Desde que Walker murió en un accidente de auto por exceso de velocidad en noviembre del 2013, Diesel, también productor de Fast and Furious, ha estado absorbido por la película y en las últimas semanas se ha volcado en su promoción.

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“Es una tortura todo lo que echamos en falta a Paul, nos tratamos de recuperar de eso cada segundo”, comentó Diesel, quien decidió llamar Pauline a su hija nacida el 16 de marzo pasado.

La desaparición de Walker dejó la producción en vilo hasta que el equipo halló una fórmula con la que se sintieron cómodos para terminar el proyecto con la ayuda de efectos visuales, imágenes inéditas del actor y la ayuda de sus hermanos, que hicieron de su doble físico para varias tomas.

Para Diesel, el final de Furious 7 es ‘sagrado’ y ‘sin distracciones’. “Otros podrían haber tratado de explotar lo ocurrido. Dios bendiga al estudio por ir con la conclusión con más clase. Sin desvelar mucho lo que le ocurre a Brian (Walker), se va al cielo de la familia. Es una felicidad, hay gozo en este mundo. En nuestra saga la paternidad auténtica es una dicha”, declaró.

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El filme cuenta con actores habituales de la franquicia que arrancó en el 2001 con The Fast and the Furious entre los que está Michelle Rodríguez, Chris Bridges y Dwayne Johnson, un grupo al que se sumó esta vez Jason Statham, Ronda Rousey y el cantante Romeo Santos, entre otros.

La actriz española Elsa Pataky regresó por tercera vez al papel de Elena, una policía. (E)