Recortados sobre el lienzo negro que domina la sala, los diminutos ojos de un caballo blanco se clavan en el techo, mientras el puñal que tiene por lengua trata de abrirse camino entre los dientes. Es un grito de dolor desesperado y uno de los esbozos de una pieza clave en la historia del arte: el Guernica.

Así comienza Picasso y la modernidad española, una muestra que contiene 90 obras del Museo de Arte Reina Sofía, de Madrid, y que propone en el Centro Cultural Banco do Brasil de Sao Paulo un recorrido por los fundamentos artísticos que permitieron desembocar en el arte moderno.

Junto al caballo blanco, metáfora del pueblo que sufre, aparecen los trasuntos del artista: minotauros exultantes, altivos, vencidos y exhaustos, corceles agredidos y mujeres torero, que completan el imaginario del que se sirvió Pablo Ruiz Picasso para representar la tragedia y el dolor universal.

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Al lado de Picasso, pinturas de Juan Gris, Salvador Dalí, Antoni Tápies o Joan Miró dialogan con esculturas de Julio González y Pablo Gargallo e incluso con un móvil de Ángel Ferrant. Un horizonte artístico que apunta en una dirección: la del abismo que se abre tras el fin de la modernidad. Las obras estarán en exhibición hasta el próximo 8 de junio y después se trasladará a Río de Janeiro. (F)