El ahorro es importante para tener la posibilidad de alcanzar ciertos objetivos, pero es un hábito que se va formando y es mejor si empieza desde temprana edad.

Para la economista Sonia Zurita, de la Espae Graduate School of Management de la Espol, el aprendizaje sobre el ahorro empieza casi desde que se nace, con la observación de cómo los padres manejan el dinero. Esto ya da pautas a los niños, refiere.

“Lo apropiado es (inculcar) desde los seis años, cuando los niños entran a la primaria (...), lo que se va haciendo es ir explicándoles cómo se generan los ingresos en la familia, de una forma muy general y cómo se distribuyen, cómo se prioriza al momento de gastar o invertir”, dice Zurita, quien recomienda que a medida que va creciendo se le vaya dando más poder de decisión sobre cosas menores, explicando cómo puede usar su dinero. Zurita lo ejemplifica. Si le da $ 1 para que se compre un helado, decirle que si quiere puede guardarlo y cuando tenga $ 3 puede comprar uno más grande o mejor, algo que le da un mayor beneficio.

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Fidel Márquez, rector de la Universidad Ecotec, también menciona que todo empieza como una especie de juego, como en el caso de un menor que recibe dos dólares para su lunch y con esa cantidad suele consumir una manzana, un yogur y otras cosas; se debe comentarle que si con el yogur ya se siente satisfecho, por qué mejor ya no comprar nada y guardar ese dinero para que cuando salga el fin de semana a pasear pueda conseguir algo más.

“Es empezar a jugar con eso, con que el niño se ve incentivado a tratar de consumir lo justo y guardar el excedente para después”, dice Márquez.

Roberto Palacios, también profesor de Finanzas de la Espae, agrega que “un niño o joven financieramente alfabeto es mañana un hombre de bienestar financiero. No solo será un ahorrador competente, también un eficiente tomador de decisiones financieras sobre ahorrar, invertir, comprar de contado o asumir deudas”.

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Sus padres deben de involucrarse y monitorear en qué y cómo gasta el dinero que le dan y ver cómo razonó al hacerlo. De igual manera, tratar de que sean parte de los compromisos de ahorro de la familia, ya sea para comprar una casa, un carro o para un viaje.

Se les inculca la decisión de retrasar el consumo actual para hacerlo después, que aprenda a esperar y planificar para algo mejor, con cosas bastante sencillas. Cuando ya entran al colegio, se les puede abrir una cuenta y hacerle ver que si restringe algo del dinero al final de la semana o del mes lo puede depositar para luego adquirir algo que desea.

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Se le debe enseñar que el fin de esto es alcanzar metas mayores y que sirve de prevención e incluso para temas de inversión. (I)