Cambiar el blanco de los ojos por un tono azul o verde es una moda que causa furor en Singapur, incluso en Colombia, Venezuela, Brasil o Argentina y que se logra con la aplicación de inyecciones de tinta entre la esclerótica y la conjuntiva. Esta práctica es riesgosa porque puede provocar una infección, inflamación e incluso ceguera advierte la Asociación Americana de Optometría, consultada por bbc.com.

Sobre el peligro que conlleva esta práctica, también han alertado autoridades médicas de Singapur, al señalar que las consecuencias dañinas para el ojo son irreversibles.

La técnica de tatuar los ojos la creó en el 2007 el artista norteamericano Luna Cobra, con el fin de imitar a los personajes de la película de ciencia ficción Dune. El artista radicado en Francia tiene formación médica y ha realizado tatuajes en Gran Bretaña, Australia y Estados Unidos.

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Para llevar a cabo el procedimiento, se pincha el ojo con una pequeña aguja y se inyecta la tinta. Dura un minuto y el costo es de unos mil dólares.

Según un artículo de abc.es, tras la aplicación de la tinta, los ojos se hinchan, irritan y en algunos se siente como si tuvieran arena. Los síntomas desaparecen en dos o tres semanas.

El rapero polaco Popek es uno de los que se han tatuado, él contó que a los pocos días del tatuaje sintió una terrible y dolorosa quemazón. Kylie Garth, una profesional de los piercings amiga de Cobra, comentó que sintió como si le hurgaran o tuviera arena en los ojos.

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“Las inyecciones pueden ser difíciles de controlar. Una punción demasiado profunda, o muy superficial implica distintos riesgos. Esa capa del ojo mide un milímetro de espesor. Puede ser algo devastador. También se corre el peligro de que la tinta se propague sin control en el glóbulo ocular, lo cual es irreparable”, dijo Carlos Daponte, presidente del Consejo Argentino de Oftalmología, según publicó el portal perfil.com. (E)