Galo Plaza y su esposa, Eloísa Aimara, ambos próximos a cumplir 100 años, son los únicos que utilizan la vestimenta autóctona de los indígenas que poblaron las comunidades de Patate Urco y Poatug, zona que en 1886 se transformó en la parroquia Sucre, del cantón Patate, provincia de Tungurahua.

Ellos todavía se comunican a través del idioma kichwa. Hablan muy poco en castellano.

Su forma de vida también es tradicional del campo: hacen pastar a sus borregos, alimentan a sus chanchos y consumen granos como maíz, fréjol, cebada, trigo y chocho.

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José Aimara, vicealcalde de Patate, oriundo de Sucre, reconoce que en la actualidad hay pocas personas que conservan el idioma de sus ancestros. Él, muchas veces, hace de traductor ya que aprendió el kichwa por sus padres, pero asegura que poco a poco se lo está dejando de practicar.

Otra parte de la identidad que desaparece es el atuendo, según indica Plaza. Él lamenta que el tradicional poncho rojo, hecho de lana de borrego, y el sombrero ya no se utilicen como antes. Lo mismo sucede con el vestuario de la mujer: sombrero blanco, anaco negro o azul, blusa de encajes, chalina y collar.

Los esposos María Rojana y Calixto Aimara, ambos de 67 años, mantienen parte de la herencia ancestral de la zona. Ella hila la lana de borrego porque confeccionará un poncho que le tomará cerca de seis meses terminarlo y él toca el violín, porque señala que la música es su afición.

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Rojana asegura que antes los padres se encargaban de hacerlos vestir con el anaco, la chalina y la blusa, pero que ahora se acomodan a los nuevos tiempos y que aunque conserva el anaco ya no usa los otros elementos.

Asimismo, Aimara cuenta que son 40 años que dejó de utilizar en forma regular el traje original, “antes sí nos poníamos porque así los mayores nos criaron, después como vienen nuevos tiempos dejamos de ponernos el poncho porque cuando llueve, como es de lana de borrego, pesa mucho y se ensucia”.

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Isabel Chariguamán, teniente política de Sucre, refiere que desde hace dos años se retomó la conformación de grupos de danzas con jóvenes y niños para que vistan trajes autóctonos.

“Por lo menos en festividades ya los utilizan, lo que antes tenían recelo de ponerse”, pero considera difícil que lo usen de forma permanente porque ya están adaptados “a la moda”, expresa. (F)

Habitantes
La teniente política de Sucre, Isabel Chariguamán, afirma que la parroquia tiene 3.800 habitantes y que no son más de 100 pobladores, “los más antiguos”, que aún utilizan la vestimenta autóctona.

Promover la identidad
Marco Aimara, vocal de la junta parroquial de Sucre, dice que se emprenderán campañas para concienciar a jóvenes sobre la importancia de conservar la vestimenta autóctona y el kichwa.

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