Tiene como fondo a la iglesia de San Francisco. De ahí se ven los barrios del norte, del centro y del sur de la capital, representados con personajes como el yumbo tomado, de la parroquia Cotocollao; el payaso, del sector del Inca; el capariche (barre el piso) de Calderón (norte); el mono, de Guápulo y personajes del Pase del Niño de la Magdalena, en el sur de la urbe.

Un afro ecuatoriano, que está con machete, representa a un grupo de pobladores que se asentaron en la parroquia de Nayón. Los vendedores ambulantes, en cambio, fueron representados con sus productos de venta de cocos y frutas. En la plaza están los juegos pirotécnicos, con la estrella de Belén, que simbolizan la fiesta.

Se trata de uno de los pesebres que participa en el concurso municipal de Quito, que busca en este año, según sus organizadores, retratar a las urbes que habitan en la capital junto con sus saberes, miradas, identidad y tradiciones festivas.

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Los autores de los nacimientos que participan en esta edición cuentan que quieren exponer la cotidianidad de la urbe, y de la gente que la habita, con sus costumbres, culturas y formas de vida.

Édgar Vázquez, otro de los concursantes, dice que su pesebre busca identificar el aporte de los migrantes a la ciudad. Por eso muestra los núcleos que se han formado con los foráneos que llegan de otras provincias, como Imbabura y Manabí.

Su nacimiento se compone de dos troncos de un árbol disecado desde hace cuatro años. El pesebre es flotante. Tiene semillas de nogal, eucalipto y quinua. Las caras de sus personajes están representadas por granos de garbanzo, y por los troncos aparece el Metro de Quito.

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Cristian Quisphe, del cabildo juvenil de Toctiuco (centro occidente), dice que su obra es inclusiva. “Hay diversidad de nacimientos, dependiendo de la antigüedad o de la religión”. Lo hizo con hojas tratadas de cutul o maíz. “En Quito hay una diversidad étnica y de religión. Eso es lo que quiero demostrar”, agrega. Por eso hay personajes como los montubios y afros, que representan a sus vecinos, quienes llegaron de otras provincias a vivir a su barrio.

Magdalena Pástor, otra de las participantes, usa semillas de eucalipto. Afirma que cada vez que pasea por el parque o por la playa toma elementos que le gustan, y los convierte en pesebres. Ella recrea a un pueblo pobre, que representa el lugar de nacimiento de Jesús.